Un zurdazo de Marco Asensio, aliado con la fortuna del rechace en un rival, dio un triunfo por inercia al Real Madrid (1-0) con la vista puesta en su duelo europeo ante el Manchester City y castigó la especulación de un Getafe que desperdició una ocasión de oro para salir de la zona de descenso.
Era una oportunidad única para el Getafe. La mente en otra parte del Real Madrid, ausencia total de intensidad. Un equipo con rotaciones para mantener al mayor número de titulares con las piernas frescas para la batalla del Etihad. Unos 51 mil espectadores madridistas mostrando un amor profundo a su club, acudiendo al Santiago Bernabéu en una noche sin alicientes.
Porque ya nadie espera nada de Eden Hazard, titular en Liga ocho meses después, que es otro futbolista diferente al que aterrizó como estrella. Con la responsabilidad añadida de aparecer por el costado reservado para las exhibiciones diarias de Vinícius. El contraste fue hasta dañino para el belga. Voluntad sin acierto de un jugador con el que el club debe llegar a un acuerdo para evitar un año más de intrascendencia y un sueldo alto.
El Getafe dudó en ir a por un rival adormecido o ser conservador. Se acercó más a lo segundo y lo pagó. Añoró la movilidad y el peligro que genera Enes Ünal, con Bordalás aumentando el músculo con un inesperado central, Omar Alderete, que adelantó a Djené al centro del campo.
Un 'experimento' con buen recuerdo en Sevilla con el que descartó un cerrojazo con defensa de cinco. Tampoco lo demandaba el ataque madridista. Con Marco Asensio de falso 9 demostrando que no es su demarcación en un centro preciso de Lucas Vázquez en el que se quedó con el molde del balón con todo para marcar.
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Fue la acción de mayor peligro de un primer acto soporífero. Sin disparos a puerta de ningún equipo. Dos intentos de Ceballos, el primero desviado y el segundo rechazado por la zaga, que llovió blando del cielo a las manos de Soria.
La apuesta de Bordalás por Portu y la motivación especial de Borja Mayoral en el Bernabéu de poco sirvió. La única acción de peligro, tras un disparo inicial que no encontró puerta de Maksimovic, nació de un error de Mendy, de vuelta con la desconfianza del que lleva meses fuera de los terrenos de juego.
Cualquier entrenamiento tenía más intensidad que el partido. El segundo acto sólo podía mejorar y la entrada de Kroos aumentó el dominio con criterio madridista. Obligó a replegarse al Getafe, que perdonó la más clara de las que dispuso en un testarazo de Mayoral tras un saque de esquina.
Nada más superar la hora de partido, el panorama cambió. Ancelotti dio paso a Vinícius y el brasileño hizo lo que el resto no es capaz, desequilibrar. Despertó al estadio del bostezo y el aficionado madridista pasó a disfrutar con los dedos cruzados. Un mal golpe, un pequeño problema muscular, dejaría fuera de combate al gran referente del equipo en un partido en Mánchester que marcará la nota final de la temporada.
Y así se decidió el partido. Como tantos otros este curso a favor del Real Madrid. Tras una parada salvadora de Courtois, a un disparo rumbo a la escuadra de Juan Iglesias, y el premio del gol al descaro de Asensio. Lo intenta siempre, con confianza ciega en su zurda. En cuanto puede armar el disparo, chuta. En esta ocasión el factor fortuna estuvo de su parte. El balón lo desvió Maksimovic y engañó a Soria.
Los cambios de Bordalás firmaban el empate y el gol fue un castigo. Oportunidad de oro perdida para salir de la zona de descenso tras las derrotas de Almería y Cádiz. La derrota pudo ser mayor si un tanto de 'Vini' no hubiese sido anulado por fuera de juego o David Soria no hubiese salvado sobre la línea un cabezazo de Asensio tras un centro con música de Kroos.
El cierre dejó una amargura compartida. El Getafe por no haber sabido aprovechar un momento único para ganar por segunda vez en su historia en el Bernabéu y el Real Madrid con la preocupación por Camavinga.
Una entrada abajo de Iglesias provocó que el francés realizara un mal giro de rodilla y se viese obligado a dejar el campo. Un indiscutible de Ancelotti que iba a jugar los 90 minutos en una decisión que puede costar cara para el duelo de Mánchester.
Rja