El Rose Bowl de Pasadena fue el escenario de un encuentro amistoso entre la Selección Mexicana y su similar de Nueva Zelanda, un partido que, a pesar de la tradición y el fervor que caracterizan al fútbol mexicano, mostró una alarmante falta de público.
La baja asistencia —estimada en menos de la mitad de la capacidad del estadio— plantea un preocupante escenario sobre el apoyo de la afición hacia el Tricolor en un momento crítico de su historia.
La ausencia de miles de aficionados en el Rose Bowl no solo evidencia una desconexión entre el equipo y su afición, sino que también refleja el descontento acumulado tras una serie de actuaciones decepcionantes en competiciones internacionales. México, que históricamente ha sido un equipo animador en la Copa Mundial y ha dejado una huella en la Copa Oro y la Copa América, enfrenta actualmente el reto de recuperar la confianza de sus seguidores y, en consecuencia, su relevancia en el ámbito futbolístico.
¿Por qué hubo una baja de asistencia en el partido de México?
Varios factores podrían explicar la baja entrada. La reciente eliminación de México en la Copa Oro y la falta de resultados contundentes han generado un desencanto palpable entre los aficionados. Además, la incertidumbre en torno a la dirección técnica del equipo y la elección de jugadores ha sembrado dudas sobre el futuro del proyecto. La afición mexicana, apasionada y exigente por naturaleza, parece haber perdido parcialmente la fe en la Selección, y esto se traduce en una menor asistencia a los encuentros.
- Selección Mexicana
Aunado a esto, el contexto social y económico también juega un papel importante. Con los precios de las entradas y los gastos asociados al transporte y la logística, muchas familias optan por no asistir a estos compromisos. Este fenómeno no es exclusivo del fútbol mexicano; se observa en diversas ligas y deportes, donde el costo de asistir a un evento en vivo puede ser prohibitivamente alto.
El partido ante Nueva Zelanda, que se esperaba como una oportunidad para que el equipo demostrara su progreso y recuperara el apoyo de la afición, terminó por ser un mensaje muy claro que el público no está conforme. Jugadores y cuerpo técnico deberán reflexionar sobre esta situación y trabajar no solo en el aspecto deportivo, sino también en la construcción de una nueva relación con sus seguidores.
El futuro de la Selección Mexicana depende en gran medida de su capacidad para reconquistar a su afición. Para ello, es vital que tanto el equipo como la Federación Mexicana de Fútbol escuchen las inquietudes de los seguidores y realicen los cambios necesarios, tanto dentro como fuera del campo. En un deporte donde la pasión del aficionado es fundamental, el Tricolor tendrá que revitalizar esa conexión para volver a llenar los estadios y regresar a ser el orgullo nacional que siempre ha sido.
MP