La Roma cerró su crisis de resultados con una victoria sobre el Frosinone, derrotado 2-0 por culpa del acierto de Paulo Dybala, que desatascó el choque con un par de asistencias que aprovecharon Romelu Lukaku y Lorenzo Pellegrini para cerrar la primera herida de José Mourinho en el conjunto italiano.
El Estadio Olímpico se prestó a juzgar la primera gran crisis del técnico luso en el Roma. En su tercer año en el banquillo del club transalpino, ha dado un bajón de grandes dimensiones. Su arranque en la Serie A, decepcionante antes del choque frente al Frosinone, exigía una victoria para espantar la serie de malos resultados.
El último tropezón, un contundente 4-1 ante el Génova la pasada jornada, se sumó a otras dos derrotas (2-1 frente al Verona y 1-2 contra el Milan) y a dos empates (2-2 ante el Salernitana y 1-1 con el Torino). Sólo el 7-0 frente al Empoli dio un respiro a los hombres de Mourinho. Pero ese resultado, fue un espejismo.
El preparador luso, después de caer en Génova, apenas hizo dos cambios para dar la vuelta a la situación. Uno de ellos, el de Diego Llorente, fue obligado por lesión. De este modo, Rick Karsdorp y Edoardo Bove aparecieron en el once para sustituir a Rasmus Kristensen y al citado Llorente. El resto de nombres, fueron los mismos.
El Frosinone, por encima del Roma en la clasificación, no se achantó y jugó con la presión que tenía encima su rival. Y, pasado el cuarto de hora, dispuso de una gran ocasión de Marvin Cuni, que falló un mano a mano ante Rui Costa que pudo generar muchos problemas al equipo de Mourinho.
El susto de Cuni despertó al Roma, que cuatro minutos después, en el 22, celebró su primer tanto gracias a una conexión entre Paulo Dybala y Romelu Lukaku. El delantero belga firmó su tercer gol del curso tras recibir dentro del área un pase entre líneas de su compañero. Después dejó sentado con un buen recorte a Anthony Oyono y, con un zurdazo inapelable, inauguró el marcador.
Fue suficiente. La Roma no hizo mucho más en el primer acto. Incluso Cuni, con otro remate que se marchó cerca de uno de los postes de la portería defendida por Rui Patricio, rozó el empate. No acertó, pero volvió a meter el miedo en el cuerpo a un equipo que aún tenía 45 minutos por delante para gestionar sus emociones.
El susto de Cuni despertó al equipo de Mourinho, que en la segunda parte fue más compacto y concedió menos ocasiones a su rival. Aguantó bien el resultado e incluso aumentó la renta con el tanto de Lorenzo Pellegrini en el tramo final del duelo tras otra asistencia de Dybala.
Al final, la inspiración de Dybala y el acierto de Lukaku fueron suficientes para cerrar la crisis del Roma, que, sin alardes y con más efectividad que juego, sumó tres puntos clave para alejarse de la zona de descenso y comenzar su escalada hacia la parte noble de la clasificación.
MPP