Especial.- Los Juego Olímpicos representan un evento de excelencia deportiva en la que los atletas realizan grandes hazañas que destacan sus mejores habilidades, pero más allá de eso también pueden demostrar sus mejores cualidades humanas, como los japoneses Shuhei Nishida y Sueo Oe quienes antepusieron su amistad a ganar el oro olímpico.
Era el año de 1936, en la ciudad alemana de Berlín se llevaban a cabo los juegos de la XI Olimpiada, en la final del salto con pértiga, también conocido como salto con garrocha, Shuhei Nishida y Sueo Oe competían contra el estadounidense Bill Sefton.
Los tres atletas habían realizado sus saltos pero los japoneses estaban empatados en el segundo lugar, por lo que los jueces querían que ambos realizaran un salto de desempate para conocer al ganador de la medalla de plata y bronce, pero Nishida y Oe se negaron a realizarlo por respeto a la amistad que tenían.
Así que dejaron la responsabilidad de determinar el segundo y tercer lugar a los jueces, quienes al no encontrar otra manera de calificar su desempeño solicitaron al equipo de Japón elegir al segundo y tercer lugar.
La decisión no fue fácil, pero luego de debatir y analizar los saltos realizados por cada uno el equipo japones llegó a la conclusión que Nishida se llevara la plata porque logró saltar los 4.25 m en su primer intento, mientras que Oe se quedaría con el bronce por haberlo hecho en su segunda oportunidad.
Luego de haber recibido sus respectivas medallas en el podio que compartieron con Bill Sefton, Shuhei Nishida y Sueo Oe regresaron a su país y acudieron con un joyero a quien le pidieron que cortara las medallas y creara dos con una mitad de plata y otra de bronce para reflejar su verdadero logro, la admiración y respeto de uno hacia el otro, dando origen a las "Medallas de la Amistad".