El año 2025 de Cody Rhodes en la WWE ha sido una travesía de consolidación, pérdida y redención, reafirmando su posición como la cara principal de la empresa a nivel global.
Tras haber alcanzado la cima en 2024, este año planteó el reto más difícil para la 'Pesadilla Americana': demostrar que podía mantenerse en la cumbre bajo el peso constante de la corona.
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¿Cómo fue el año 2025 para Cody Rhodes en WWE?
Rhodes comenzó el año como el monarca absoluto de SmackDown. Durante el primer trimestre, su reinado se centró en repeler las últimas amenazas de un linaje fragmentado y en gestionar las tensiones con antiguos aliados como Kevin Owens.
Sin embargo, el escenario cambió drásticamente hacia WrestleMania 41 en Las Vegas. En un giro que sorprendió al mundo, Rhodes se enfrentó a un John Cena decidido a grabar su nombre una vez más en los libros de historia durante su gira de despedida.
En el evento estelar, Cody sufrió una de sus derrotas más dolorosas, perdiendo el Campeonato Indiscutido ante el 'Rapero Mayor' en un combate que paralizó a la industria.
La pérdida del título, lejos de tumbarlo, sacó a relucir la resiliencia característica de su personaje. El verano de 2025 fue testigo de su "segundo aire". En SummerSlam, Rhodes obtuvo su revancha y recuperó la presea máxima, iniciando un segundo reinado que se tornó mucho más físico e intenso.
A partir de agosto, la narrativa de Cody se volvió personal; las traiciones y los ataques constantes lo obligaron a evolucionar, dejando de lado el idealismo para adoptar una postura más pragmática y agresiva ante sus rivales.
El cierre de año ha estado marcado por una rivalidad encarnizada con Drew McIntyre. Lo que comenzó como una competencia deportiva derivó en un conflicto violento que traspasó los límites del ring.
Al finalizar diciembre de 2025, Rhodes se mantiene firme como campeón, preparándose para saldar cuentas en estipulaciones extremas a inicios de 2026.
En resumen, el 2025 de Cody Rhodes no solo se define por sus dos reinados, sino por su capacidad para cargar con la responsabilidad de ser el estandarte de la WWE en una era de récords de audiencia.
Termina el año en la cima, demostrando que su historia no era solo sobre ganar el título, sino sobre el carácter necesario para defenderlo contra todo pronóstico.