En México, el deporte rey siempre ha sido el futbol; sin embargo, en los más recientes años, el futbol americano ha aumentado su popularidad —de hecho avanzó del sexto al tercer lugar en cuanto a preferencias entre los mexicanos— gracias, en gran medida, a los juegos de temporada oficial de la NFL que se han realizado en el estadio Azteca.
Hoy, ese escenario será testigo del enfrentamiento entre Patriotas de Nueva Inglaterra y Raiders de Oakland, ambas franquicias tienen algo en común: sus respectivos dueños son multimillonarios, no obstante, el de los segundos, tiene en particular que se ha convertido en el enemigo público número uno de toda una ciudad, su nombre es Mark Davis.
El hijo de Darth Raider, como se le conocía a Al Davis, quien fuera dueño de los Raiders hasta su muerte en 2011, administra una fortuna de 500 millones de dólares; sin embargo, ni toda esa cantidad servirá para subsanar su reputación en Oakland, toda vez que tomó la decisión de llevarse a jugar a los Raiders a la ciudad que nunca duerme, Las Vegas.
Inicio negro y plateado
Mark Davis nació en 1955 y durante su juventud fue testigo de honor de cómo su padre, Al Davis, se hizo del poder de los Raiders de Oakland, pasando de entrenador a propietario, llevando al equipo que viste de negro y plateado a lo más alto del futbol americano de Estados Unidos.
Cuando su padre tomó el control de Los Malosos —como le dicen al equipo en alusión a la rudeza que mostraba en los 80—, Mark era un adolescente; sin embargo, con el paso de los años se fue involucrando en el negocio, al grado de que era el responsable del segmento minorista, desde donde ayudó a desarrollar la red de tiendas Raider.
Desde su trinchera fue el responsable de crear varios artículos, como por ejemplo, un curioso calentador de de manos con el logotipo de los Raiders, además fungió como representante de algunos jugadores, no obstante, siempre estuvo tras la sombra de su poderoso padre.
Fue hasta 2011 que, debido al fallecimiento de su progenitor, heredó el control total de los Raiders, el cambio de gestión se notó de inmediato: Al se caracterizó por estar inmiscuido en lo deportivo —fue entrenador en su juventud—, pero Mark cedió en ese rubro para enfocarse de lleno en los negocios.
Desde inicios de este siglo los Raiders han quedado marginados de los triunfos deportivos, y la administración de Mark no ha revertido esa situación. Hasta ahora, lo más relevante de la gestión del hijo de Al ha sido anunciar el cambio de sede de Oakland a Las Vegas de los Raiders, como parte de un proyecto multimillonario que rebasa los mil millones de dólares.
Este legendario equipo de la NFL seguirá jugando en el Coliseum —su actual estadio— hasta 2018, mientras tanto, el hombre cuya principal característica es su corte de pelo de tazón y su pasión por conducir un Dodge Caravan SE de 1997, seguirá viajando a Las Vegas para conocer la nueva casa de sus Malosos.
Arquitecto
El verdadero arquitecto de los Raiders se llama Al Davis y falleció en 2011, no sin antes ser reconocido como el máximo artífice de los tres Super Bowl que posee la franquicia y sobre todo, por ser fundamental en lo que hoy es la NFL.
Al llegó a los Raiders a inicios de 1960 como entrenador en jefe; sin embargo, al poco tiempo fue requerido como comisionado de la AFL —antigua liga de futbol americano—, desde donde logró la integración de este deporte, para en 1972 regresar como gerente general del equipo de sus amores, donde poco a poco fue escalando hasta convertirse en el dueño.
Entre el Coliseum y el estadio Azteca hay más de 3 mil 500 kilómetros de diferencia, pero esta noche, cuando Los Raiders se enfrenten a Los Patriotas, se sentirán como en casa, y los empresarios verán un jugoso negocio que aún se puede extender.
Destino
Mark es el hijo de Al Davis, una leyenda del futbol americano que hizo grandes a los Raiders de Oakland.
Línea
Tras la muerte de su padre en 2011, Mark no solo heredó una fortuna, también un equpo de la NFL.
Nicho
Esta noche se enfrentan en México Raiders contra Patriotas, con lo que aumentará el fervor por el futbol americano.