CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Durante un acto de campaña en Carolina del Sur el 19 de febrero de 2016, el entonces candidato Donald Trump pronunció un discurso en el que censuró la fuga de empleos estadounidenses hacia México.
"Perdemos nuestros empleos, cerramos nuestras fábricas, México se lleva todo el trabajo", afirmó en la ciudad de North Charleston. "Nosotros no obtenemos nada".
El mismo día, un despacho jurídico en la Ciudad de México tramitó silenciosamente el registro de varias marcas a nombre de la compañía de Trump por si alguna vez decidiera hacer negocios en un país con el que el hoy mandatario estadounidense tiene fuertes diferencias en torno al comercio, la inmigración y un muro fronterizo.
El Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) autorizó el registro de las marcas de Trump. Según documentos oficiales, las últimas tres fueron aprobadas el 21 de febrero, poco más de un mes después de que Trump asumió la presidencia, y una cuarta fue autorizada el 6 de octubre, casi un mes antes de las elecciones en Estados Unidos.
Eso hizo enojar a algunos senadores demócratas y detractores que le exigen al mandatario que rompa todo vínculo financiero con sus negocios globales para que evite una posible violación a la llamada cláusula de los emolumentos prevista en la Constitución de Estados Unidos. Esa disposición prohíbe a funcionarios federales estadounidenses aceptar cosas de valor de gobiernos extranjeros a menos de que el Congreso lo haya autorizado.
Los registros de las marcas concedidos a Trump en México abarcan una amplia gama de actividades que a grandes rasgos se agrupan en la construcción, los materiales de construcción, los hoteles, el sector de la hostelería y el turismo, así como los bienes raíces, los servicios financieros y los seguros. Todas esas marcas tienen vigencia hasta 2026.
Como mandatario, Trump ha legado la administración de sus negocios a sus dos hijos adultos y se comprometió a no concertar nuevos acuerdos en el exterior durante el tiempo que ocupe la presidencia de Estados Unidos. Sin embargo, sus detractores aseguran que persisten dudas sobre posibles conflictos de interés y subrayan que las autoridades extranjeras podrían buscar cómo influir en Trump, ayudándole en sus negocios actuales en el exterior o allanándole el camino para otros en el futuro cuando deje la Casa Blanca.
El abogado general de la Organización Trump, Alan Garten, descartó que la decisión del gobierno mexicano haya sido un favor especial para el presidente.
"No se nos ha otorgado nada que no tuviéramos antes", apuntó. Las marcas registradas originales fueron autorizadas "años antes incluso de que (Trump) anunciara su candidatura".
Si hay planes de llevar la marca Trump a México, ello podría afrontar dificultades debido a la ira popular generalizada en el país hacia el presidente por denigrar a los inmigrantes mexicanos que viven sin permiso en Estados Unidos, sus amenazas de cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y sus promesas de hacer que México pague el muro fronterizo.