El acceso a internet cada vez se produce de una manera más temprana en cada generación. Son muchos los niños que contemplan a través de su tablet vídeos de YouTube o simulaciones de videojuegos que posteriormente utilizarán. El control parental se antoja cada vez como una herramienta más fundamental para impedir el acceso de estos menores a contenido no especificado para su edad que posteriormente puede desembocar en adicciones o malas prácticas con el paso de los años.
Cuando se llega a la adolescencia, puede ser la etapa más peligrosa en el que los jóvenes no tienen la cabeza tan bien amueblada y se dejan influenciar en algunos casos por agentes externos o malas compañías. Para paliar esta situación, la pedagogía en los institutos se torna en fundamental a la hora de explicar de una manera clara y nítida los peligros que pueden tener ciertas actividades. Es importante que los organismos públicos se impliquen en implantar planes pedagógicos encaminados a alcanzar ese objetivo, como ya están haciendo Comunidades Autónomas como Andalucía, Cantabria o Euskadi entre otras.
En este sentido, la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía ha alcanzado un acuerdo de colaboración público-privada para llevar a cabo el denominado Proyecto FES. Un plan específico que se centra en la prevención y en la difusión de mensajes en los institutos que buscan advertir de los riesgos de actividades como el juego.
Todos los agentes van de la mano en que los adolescentes tengan una opinión clara de las malas prácticas que no deben acometer. De hecho, uno de los mejores casinos online en Españatambién es partícipe de esta nueva forma de concienciación que ofrece resultados al ser impartida por expertos en la materia y voces más que autorizadas.
El máximo responsable de la consejería andaluza, Javier Imbroda, es una de las cabezas visibles de este Plan y está seguro de que ofrecerá los resultados perseguidos. Por ello, el ex entrenador de baloncesto afirma que “a través de este proyecto se animará al alumnado a reflexionar sobre cuestiones como cuánto tiempo de ocio pasan al día delante de una pantalla o si realmente son ellos mismos en esos momentos de ocio digital, y a contribuir a que su actividad en las redes sociales se haga con responsabilidad, sensatez y respeto, combatiendo el ciberbullying”.