Santos Laguna continúa hundiéndose y al parecer nadie hará nada sobre ello.
O más bien, ya nadie puede hacer nada para revertir la gris y pobre situación.
Santos Laguna está muerto, no existe. No hay orden de ideas ni en la dirección técnica ni en lo que se muestra en la cancha.
Nadie se salva. Todos tienen la culpa.
Podremos dar nombres de posibles culpables, pero haciendo un análisis estricto, hasta el utilero puede tener cierto porcentaje de responsabilidad.
Pero podemos señalar situaciones que pueden estar repercutiendo en el desempeño de los jugadores.
Desde el 26 de junio sabíamos y teníamos el conocimiento sobre el grado de gravedad en la lesión de Carlos Izquierdoz, misma que lo tendrá alejado de las canchas, y que, ante esta eventualidad, se debía hacer algo para evitar tragedias.
Se fue Izquierdoz y el equipo es una burla en la defensiva. No hay orden ni jerarquía. No existe conexión entre los de la última zona. Falta de planeación tiene dependiendo al entrenador de su compadre Enríquez.
Y le sumamos a un portero rayado. La gente nunca le va perdonar a la institución la contratación de alguien que no ama los colores y que, seguramente, tiene su mente en otras partes del norte. Su actuación contra Tijuana fue bastante miserable y hace dudar de su verdadero compromiso con los laguneros.
Mientras no le pongan bola a Furch, el argentino nunca va funcionar. Gael y Osvaldo muy sobrados, Tavares da un juego bueno y 45 malos.
Jonathan sigue tocado de su lesión y Armenteros está acabado. No hay algo confiable en la banca de suplentes, ¡No hay NADA!
Santos Laguna debe prender las veladoras y rezar nuevamente.
¿Por qué? Porque el equipo ahora es lugar 15 del porcentual.