Ramón Garza presenta “100 años de lucha libre en Monterrey”

La primera exhibición de lucha en Monterrey se dio el 4 de abril de 1910 y la segunda el 6 de abril de 1919, y desde ahí empezó a consolidarse como un deporte popular entre los regiomontanos

Lucha Libre en Monterrey. / Roberto Alanís - Especial
Monterrey, Nuevo León /

El investigador Juan Ramón Garza Guajardo muestra en “100 años de lucha libre en Monterrey” los primeros registros de este deporte y su desarrollo, hasta instaurarse en definitiva en el imaginario colectivo de los regiomontanos.

Este libro salió bajo el sello Oficio, que tiene una amplia bibliografía sobre este extraordinario deporte; editorial que es comandada por Arnulfo Vigil.

Garza Guajardo hace una compilación completa de los orígenes de la lucha libre en Monterrey hasta los años cincuenta, que es considerada su época dorada, con apoyo visual de las notas y cartelones extraídos de periódicos de esos años, imágenes que se ciñen de manera atractiva en la línea cronológica del volumen.

Y enseguida algunos datos relevantes que se leen en el libro. Por ejemplo, la primera exhibición de lucha cuerpo a cuerpo se dio, de acuerdo al registro de la revista “Zigzag”, el 4 de abril de 1910, donde se hace referencia a una exhibición de golpes, saltos o llaves por parte del japonés Mitsuyo Maeda, que se hacía llamar El Conde Coma, con un enfrentamiento contra el luchador O’Nell, en el teatro Progreso.

Y debido al proceso revolucionario, fue hasta el 6 de abril de 1919 que se dio un nuevo espectáculo de lucha, pero en su modalidad de grecorromana, cuando el alemán José Gravelle lanzó el reto para ver quiénes eran capaz de enfrentarlo, y lo aceptó el atleta Francisco Miranda, en la Quinta Calderón; este último perdió la pelea.

Pero como todo deporte necesitaba guías y lugares donde se practicara, y Garza Guajardo precisa que en 1929, la asociación Factores Mutuos empezó a dar clases de lucha y box impartidas por el maestro Rosendo L. Lazo.

Otro dato importante es que los hermanos Antonio y Adolfo Rodríguez, originarios de Villa Progreso, Coahuila, fueron los iniciadores de la profesionalización del box y la lucha libre en Monterrey, y que la primera pelea de lucha libre que programaron fue el 13 de septiembre de 1924 entre los colosos europeos Fran Rudaev y Golden Piter, duelo que iba incluido en una función de box.

Desde luego en la Ciudad de México ya se vivía el bullicio de la lucha libre y los hermanos Rodríguez contactaron a Salvador Lutteroth, quien trajo a mediados de 1935 a luchadores como Bobby Navarro, Raúl Romero, Gorila Ramos o El Charro Aguayo.

Garza Guajardo también da los pormenores de los lugares de Monterrey en donde se suscitaron grandes batallas como el Teatro Obrero, la Arena Nuevo León, plaza de Toros El Coliseo, la Arena Monterrey (que estuvo ubicada en Juárez y Arteaga), el Auditorio Monterrey dentro de la plaza de Toros Monterrey (inaugurada por el famoso promotor de lucha, don Jesús Garza “Don Chucho, el 27 de mayo de 1952), así como la Arena Coliseo, inaugurada en 1955.

El autor menciona el 23 de octubre de 1955 como el inicio de la época de oro de la lucha libre en Monterrey. Y de ahí la llegada de grandes figuras como el Santo, Blue Demon, Wolf Rubinsky, Black Shadow o Tarzán López, que aparecen en los carteles que se incluyen en el libro.

EL ARQUI EN LA LUCHA LIBRE

Completan la obra el apartado de los primeros ídolos regiomontanos, Óscar Arizpe y Ramón Garza, y los actores principales, entre locales, nacionales e internacionales. Así se da el desfile con figuras como Emilio Charles, Alfredo Ontiveros, Tony Canales, Gorilita Flores, Kiko Cortés, Benny Llanas, Dick Medrano, Bobby Rolando, Chino Rodríguez, Chema López, Giraldo Hierro, Joe Marín, Polo Torres, José Lothario, Médico Asesino, Dorrel Dixon, Henry Pilusso y Rosa Blanca.

Mención especial merece el arquitecto Héctor Benavides, de quien se menciona a partir de su libro “45 años... mi vida en radio y televisión” su paso como narrador de lucha libre en la Arena Coliseo, entre los años 1966 y 1967, sitio que compartió con Rodolfo Guzmán, por quien conoció a grandes luchadores como El Santo, Blue Demon, Black Shadow, Huracán Ramírez, Tonina Jackson, Rolando Vera o René Guajardo.

“¡Bonitos tiempos aquellos en donde narraba la lucha estrella semifinal y en algunas ausencias de don Rodolfo Guzmán, la lucha estelar, fuera de parejas o de relevos australianos!” (pág. 120).

“100 años de lucha libre en Monterrey” es una obra única y de guiño para los coleccionistas.


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