El ruso Daniil Medvedev, vigente campeón del Abierto de Estados Unidos, fue eliminado el domingo por el australiano Nick Kyrgios en los octavos de final del Grand Slam de Nueva York, una derrota que le costará la pérdida del número uno del ranking de la ATP.
Medvedev, que lideraba la lista desde junio, fue superado por la mejor versión del explosivo Kyrgios por 7-6 (13-11), 3-6, 6-3 y 6-2 en la pista central de Flushing Meadows (Nueva York).
Los españoles Rafael Nadal y Carlos Alcaraz, y con menos opciones el noruego Casper Ruud, son los candidatos a tomar el liderato mundial de Medvedev, que el año pasado había alzado en Nueva York su primer título de Grand Slam.
Kyrgios, subcampeón del pasado Wimbledon, ha reforzado considerablemente su consistencia y su físico este año para explotar su extraordinario talento, lo que le ha convertido en un poderoso rival para cualquiera.
En un duelo de alto voltaje ante Medvedev, a quien había batido en tres de sus cuatro enfrentamientos anteriores, Kyrgios sumó 21 aces y 53 golpes ganadores que dejaron sin respuestas al mejor jugador en defensa del circuito.
"Fue un partido increíble. Daniil tenía mucha presión sobre sus hombros como defensor del título, pero yo jugué un partido increíble", dijo Kyrgios.
El australiano, de 27 años, se felicitó por alcanzar sus primeros cuartos de final del US Open, en los que chocará con el ruso Karen Khachanov, número 31 de la ATP.
"Perder la final de Wimbledon fue un trago amargo, pero ahora quiero recorrer todo el camino aquí", aseguró. "Estoy contento de poder mostrar por fin mi talento en Nueva York... solo me ha costado 27 años".
Con el apoyo mayoritario del público, Kyrgios se mantuvo todo el partido en el centro de la acción, tanto con sus secuencias de juego arrollador como con sus desconexiones, que le llevaron a ceder el segundo set, y su colección de excentricidades.
El 'show' de Kyrgios incluyó esta vez una pelota enviada contra el muro que casi golpea a la primera fila de espectadores y la absurda pérdida de un punto importante cuando, riéndose, cruzó la red para rematar un golpe de Medvedev que ya se iba fuera de los límites.
Rja