Valenzuela, las explosiones del 22 de abril y el último equipo de LMB en Jalisco

La llegada de los Mariachis a la LMB trae recuerdos de la última participación del beisbol tapatío en dicho certamen.

Valenzuela, las explosiones del 22 de abril y el último equipo de LMB en Jalisco
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Ha pasado un cuarto de siglo desde la última vez que se cantó el playball profesional en la ciudad durante el verano. Charros de Jalisco fue la franquicia que había cerrado el telón hace 25 años en la Liga Mexicana de Beisbol para Guadalajara, hasta hace unos días que se anunció la llegada de Mariachis a la liga.

Pero no fue cualquier época. Fueron años difíciles a nivel social, político y económico en la Perla Tapatía.

Guillermo Cosío Gaona, presidente del Consejo de administración de aquellos Charros, recordó esa etapa a la que denomina la más significativa de su vida y a la vez rememoró la complejidad de recuperar y sostener, con apoyo de patrocinadores y gente como Armando Navarro, un proyecto en tiempo de crisis, por eso, aplaude que en plena pandemia surja más pelota caliente.

“Es una satisfacción y alegría de que por fin tengamos LMB en Guadalajara una vez más luego de tantos años. Le extiendo una felicitación a los nuevos dueños, que se han echado a cuestas esta misión que no es fácil en esta época, espero que les vaya muy bien”, afirmó Cosío.

Y es que el directivo recordó lo que hubo detrás de aquellos Charros que vivieron su tercera etapa de historia de 1991 a 1995. En 1988 fueron desafiliados y fue dos años después que se dio el regreso luego del esfuerzo entre el Consejo, patrocinadores y el respaldo de su padre Guillermo Cosío Vidaurri, entonces Gobernador del Estado y quien no lo apoyó económicamente, sino moralmente.

Pero no todo fue malo. El equipo, a pesar de que no tuvo los mejores resultados, logró traer peloteros de calidad ligamayorista como el dominicano Pedro Guerrero y al legendario Fernando Valenzuela, a quien considera el mejor jugador mexicano de la historia.

Cosío conoció al Toro años atrás cuando estudiaba en Los Ángeles y frecuentaba a amigos en reuniones, gracias a amistades de sus padres, en donde había líderes hispanos. Valenzuela era la revelación mundial, y tiempo después, Dodgers y Angelinos lo descargaron del roster de mala manera. Ya en Guadalajara, una persona le habló para preguntarle si le daba trabajo, “tendríamos que pagarle con todo el equipo”, recordó.

La cicatriz eterna

Pero los derechos de Valenzuela estaban en entredicho en México y la asamblea de dueños no quería que jugara con Jalisco. Fue muy difícil convencer a la LMB y los presidentes de los equipos, pero al final los convencieron. Ese día fue, curiosamente, una fecha que tiene una cicatriz eterna en Guadalajara: el 22 de abril de 1992.

“El 22 de abril a las 10:30 de la mañana estaba en Ciudad de México ante la asamblea de dueños, convenciéndolos de las ventajas de que Fernando Valenzuela estuviera en Jalisco. Todos los demás clubes también lo querían, gracias a Dios los pudimos convencer de que viniera acá. Curiosamente fue el mero día de las explosiones, volvimos de inmediato. Después el estadio tuvo que ser refugio de personas que perdieron su casa o que estaban perdidas, centro de acopio, de agua y víveres, tuvimos que apoyar. Hubo dificultades. Ahora les tocará a ellos, un equipo de expansión en épocas de pandemia y crisis económica, es importante que todos los apoyemos para que el sueño sea realidad”, mencionó.

Fue un año más que difícil. Si bien tenían al mejor beisbolista mexicano de la historia como estelar, los días en los que no lanzaba Valenzuela tenían poca o casi nula entrada y era difícil llegar por las calles dañadas.

“Cuando lanzaba Valenzuela teníamos lleno, pero un día antes y un día después no venía nadie. Era un peligro llegar al estadio por las calles de alrededor que estaban cerradas, solo se podía llegar por Revolución pero era un tráfico a vuelta de rueda. 1992 no fue tan afortunado económicamente pero en 1994 nos fue mucho mejor”.

Pero el sueño duró hasta 1995. La crisis en el club y en el país ponchó a los Charros que por problemas económicos fue vendido a Oaxaca y aunque pensaron en volver, jamás imaginó que el beisbol de verano se perdería 25 años. 

“Pensamos que era algo pasajero, al vender la franquicia liquidamos a todos los bancos y salimos sin deuda, a nadie le quedamos a deber un cinco. La idea era regresar en corto plazo, desgraciadamente ya no se dio hasta que Charros volvió al invierno en 2014”, culminó.

Es momento de escribir otra página del beisbol jalisciense a partir de ahora. Mariachis de Guadalajara intentará hacer una historia de éxitos en una época que exige resultados inmediatos.

 

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