La cancha del Spartak de Moscú estaba programada, en el calendario, como ese estadio histórico que presenciaría el debut de la selección de Islandia en una Copa del Mundo; el rival, un clásico como Argentina.
El duelo comenzó con 4-4-1-1 para la albiceleste, teniendo a Mascherano y a Biglia como contenciones, a Din María y a Meza como extremos, mientras que Messi sería el conector de Agüero, el delantero designado hoy por Sampaoli. Una formación poco esperada; sin embargo, esta le comenzó dando buenos dividendos a la albiceleste, con posesión y mucha llegada, basada en la asociación entre los dos elementos más adelantados.
El acoso del cuadro argentino sobre el argo Halldorsson fue en aumento; al 19', la resistencia se rompió por la más delgado, luego de una buena acción colectiva, misma que desembocó en Agüero, quien con una media vuelta venció al guardameta islandés para el 1-0.
La satisfacción para los de Sampaoli duró poco; en cuatro minutos, Finnbogason, aprovechando una serie de errores conjuntos de Caballero y de la defensa, marcó el empate. Ante la igualada, el encuentro tomó mucha paridad.
En la segunda etapa Argentina mantuvo un monopolio del esférico casi total; el medio campo tomó más flexibilidad con la salida de Biglia y el ingreso de Banega. Para el minuto 62, sobrevino la jugada que marcó el encuentro; con una falta cometida a Meza en el área, señalada como penal. La gran responsabilidad recayó sobre Messi, quien no pudo vencer a Halldorsson.
Con la pena máxima errada, los dirigidos por Sampaoli siguieron insistiendo, sin embargo la defensa y el arquero de Islandia cumplieron satisfactoriamente, cerrando el arco, para amarrar un empate histórico ante un clásico como Argentina.