El Banco Mundial redujo sus estimaciones de crecimiento del producto interno bruto (PIB) de México, en 2022 aumentará 1.7 por ciento, por debajo del 2.1 por ciento estimado el pasado mes de abril; para 2023, las previsiones pasaron de 2.1 a 1.9 por ciento; y para 2024 permanecieron en 2 por ciento,
Esto en un contexto en el que alertó por los efectos que puede tener en mercados emergentes un escenario de estanflación.
De acuerdo con el documento “Perspectivas económicas mundiales”, estas previsiones de crecimiento económico para México se dan en medio de una política monetaria más estricta, alta inflación, incertidumbre política y desaceleración del crecimiento de Estados Unidos que, advirtió, “pasarán factura”.
El Banco Mundial refirió que como agravante de los daños provocados por la pandemia del covid-19, la invasión rusa a Ucrania ha profundizado la desaceleración de la economía mundial, que está entrando en lo que podría convertirse en un período prolongado de escaso crecimiento y elevada inflación.
Este contexto, abundó, aumenta el riesgo de estanflación, con consecuencias potencialmente perjudiciales tanto para las economías de ingreso mediano, como para las de ingreso bajo, pues las actuales circunstancias económicas mundiales se comparan con la estanflación de la década de 1970, con especial énfasis en la forma en que la estanflación podría afectar los mercados emergentes y las economías en desarrollo.
“La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos países, será difícil evitar la recesión. Los mercados están expectantes, por lo que es urgente fomentar la producción y evitar las restricciones comerciales. Se requieren cambios en las políticas fiscales, monetarias, climáticas y de endeudamiento para contrarrestar la asignación inadecuada de capital y la desigualdad”, afirmó el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass.
Perspectiva para América Latina
Para América Latina y el Caribe, se espera que el crecimiento se desacelere bruscamente, a 2.5 por ciento en 2022, luego de un repunte posterior a la pandemia de 6.7 por ciento en 2021. Para 2023, se espera que el crecimiento se desacelere aún más, a sólo 1.9 por ciento , antes de repuntar levemente a 2.4 por ciento en 2024.
El Banco Mundial señaló que la desaceleración regional refleja el endurecimiento de las condiciones financieras, el debilitamiento del crecimiento de la demanda externa, la rápida inflación y la alta incertidumbre política en algunos países. Se espera que el PIB per cápita de toda la región aumente sólo un 0.6 por ciento entre 2019 y 2023.
En este contexto, estimó que los precios de las principales exportaciones de la región sean sustancialmente más altos en 2022, pero los beneficios para el crecimiento se verán frenados por una respuesta lenta de la producción de algunos productos básicos y por el aumento de los costos de los insumos, incluidos la energía y los fertilizantes.
Además, se espera que las políticas fiscal y monetaria se inclinen en general contra el crecimiento a corto plazo, ya que las autoridades monetarias endurecen la política para combatir la inflación y continúa el retiro del apoyo fiscal relacionado con la pandemia.
Riesgos para economía de México
Los riesgos para las perspectivas en América Latina y el Caribe incluyen los efectos indirectos en la región de un crecimiento mundial más débil, una mayor inseguridad alimentaria y malestar social, una inflación superior a la prevista y tensiones financieras continuas.
Además, un crecimiento más lento de lo esperado en los principales socios comerciales de debilitaría aún más las perspectivas regionales, a lo que se suma que la escasez mundial de fertilizantes, vinculada a la guerra de Ucrania, podría exacerbar el aumento de los precios de los alimentos, lo que provocaría malestar social.
Inflación podría mantenerse arriba de objetivos
La inflación podría permanecer muy por encima de los objetivos de los bancos centrales, lo que requeriría un endurecimiento monetario más rápido y podría precipitar una desaceleración regional aún más pronunciada.
Además, en un contexto de crecimiento lento y aumento de las tasas de interés de Estados Unidos, la tensión financiera podría afianzarse en algunas economías de la región, especialmente si los encargados de formular políticas no pueden comprometerse de manera creíble con las reformas para impulsar el crecimiento de manera sostenible.
lvm