Para este 2022, la economía de México tendrá un crecimiento en su Producto Interno Bruto (PIB) de 3 por ciento y de 2.2 por ciento en 2023, prevé el Banco Mundial, con lo cual el organismo internacional mantuvo sin cambio su proyección para el país.
Estas previsiones son las mismas que realizó en octubre pasado y resultan inferiores a las de 2021, año para el que se proyecta un crecimiento económico de 5.7 por ciento.
De acuerdo con el documento “Perspectivas Económicas Mundiales”, en México se espera que los cuellos de botella de las cadenas de suministro persistan durante la primera mitad de 2022 y que la demanda externa se vea limitada por la desaceleración del crecimiento de Estados Unidos; además, la política macroeconómica se endurecerá.
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Esto se da en un contexto en el que el proceso de recuperación en América Latina y el Caribe hacia los niveles del PIB anteriores a la pandemia será desigual en la región y prolongado en algunos países.
El Banco Mundial explicó que las proyecciones elaboradas hasta fin de 2023 implican que, si se ponderan las cifras en función del PIB, la región de América Latina y el Caribe perderá terreno en el ingreso per cápita no sólo en relación con las economías avanzadas, sino también con las de Asia oriental y el Pacífico y las de Europa y Asia central.
Detalló que el crecimiento de la región de América Latina y el Caribe se recuperó en 2021, impulsado por condiciones externas favorables y diversos acontecimientos relacionados con la pandemia, pues la cantidad de nuevos casos de Covid-19 disminuyó drásticamente en toda la región durante la segunda mitad del año; sin embargo, volvieron a aumentar a fines de diciembre, a pesar del avance en el proceso de vacunación.
El organismo internacional añadió que la fuerte demanda en destinos clave de las exportaciones (Estados Unidos y China), los precios altos de los productos básicos y el volumen elevado y constante de las remesas enviadas a los países de América Central y el Caribe también apoyaron el crecimiento en 2021.
No obstante, apuntó, la inflación se ha incrementado en toda la región, y en la mayoría de los casos ha superado las metas establecidas por los bancos centrales. Este aumento se atribuye a la consolidación de la demanda asociada con la reapertura económica, al incremento de los precios de los alimentos y la energía, a las interrupciones en la producción de electricidad relacionadas con el clima y, en algunos países, a la depreciación de la moneda y los fuertes incrementos en la masa monetaria.
Crecimiento en América Latina
Ante esta coyuntura, el Banco Mundial prevé que el crecimiento regional disminuirá de 6.7 por ciento en 2021, hasta ubicarse en 2.6 por ciento en 2022 y 2.7 por ciento en 2023, a medida que se endurezca la política fiscal y monetaria, la demora en las mejoras en las condiciones del mercado laboral continúen y las condiciones externas se vuelvan menos favorables.
Crecimiento mundial se desacelerará
Para la economía global, el Banco Mundial espera que el crecimiento se desacelere notablemente, de 5.5 por ciento en 2021 a 4.1 por ciento en 2022 y a 3.2 por ciento en 2023, a medida que la demanda reprimida se disipe y vaya disminuyendo el nivel de apoyo fiscal y monetario en todo el mundo.
El Banco Mundial resaltó que la rápida propagación de la variante ómicron indica que probablemente la pandemia continuará afectando la actividad económica en el corto plazo. Asimismo, la marcada desaceleración de las principales economías (tales como los Estados Unidos y China) pesará sobre la demanda externa en las economías emergentes y en desarrollo.
Riesgos
Advirtió que en un momento en que los gobiernos de muchos países en desarrollo carecen de espacio macroeconómico para apoyar la actividad si fuera necesario, los nuevos brotes de covid‑19, la persistencia de las presiones inflacionarias y de los cuellos de botella en las cadenas de suministro, así como la elevada vulnerabilidad financiera en numerosas partes del mundo, podrían aumentar el riesgo de un aterrizaje brusco.
lvm