Este viernes, se cumplen 39 años desde el accidente que sufrió Michael Jackson, el rey del pop mientras grababa un comercial para la marca de refrescos Pepsi, incidente que marcó su vida para siempre y dio inicio a su gusto por las cirugías estéticas.
Fue el 27 de enero de 1984, que el intérprete de Thriller se encontraba en el punto más alto del estrellato gracias a dicha canción, cuando la empresa le ofreció un contrato millonario para grabar un comercial y Michael aceptó este trato, sin saber las graves consecuencias que esto le traería después.
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Mientras se encontraba frente a 3 mil fanáticos en el auditorio Shrine de Los Ángeles, algo de pronto salió mal y lo que debió ser uno de los mejores anuncios de Pepsi, se convirtió en la peor pesadilla del cantante.
De acuerdo a lo relatado por el propio Michael Jackson, todo fue ocasionado por un error en la coordinación en el espectáculo pirotécnico, pues los fuegos artificiales estallaron demasiado cerca del cantante y ocasionaron que su cabello se incendiara sin que él se diera cuenta.
El cantante debía subir al escenario y moverse con el sonido de la música, y así lo hizo, hasta que de pronto, una de las chispas cayó en su cabeza y comenzó a incendiarse, acción por la que los elementos de seguridad y coordinadores del anuncio corrieron a apagar el fuego en su cabello.
Más tarde, cuando Michael se encontraba en recuperación por las quemaduras de segundo y tercer grado en su cuero cabelludo, y parte del rostro, decidió no demandar a Pepsi por lo sucedido y en cambio, aceptó 1 millón y medio de dólares por parte de la empresa, mismo que donó a un centro médico en California.
Debido a las heridas ocasionadas en la grabación del comercial, el cantante se sometió a algunas cirugías para arreglar las quemaduras y a raíz de eso comenzó a desarrollar un gusto por dichas actividades, por lo que después de un tiempo se sometió a más operaciones que cambiaron su vida para siempre.
KM