Fue a finales de 1992 cuando John Major, entonces primer ministro británico, se presentó ante la Cámara de los Comunes para anunciar oficialmente la separación de Carlos y Diana, príncipes de Gales.
Desde el Palacio de Buckingham fue lanzado un comunicado, mientras que Major comentó a los parlamentarios la decisión del hijo mayor de la reina Isabel II y su esposa, y aclaró que no se hablaba de divorcio, por lo que no influiría en la sucesión al trono y tampoco pediría que en un futuro se coronara a Diana Spencer como reina.
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Debido a la importancia de hacer este comunicado, el primer ministro canceló una reunión con el entonces presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, para poder asistir a Westminster, y leer el anuncio de Buckingham.
Se trató de un comunicado que provocó revuelo en el Parlamento como en la nación, sin embargo, no fue sorpresa para nadie, ya que existían rumores de que en meses anteriores, sobre todo desde la publicación de ‘Diana: su verdadera historia’, la relación entre ambos no era del todo feliz.
Tiempo atrás, Carlos y Diana estaban viviendo separados, la pareja había optado por abandonar Highgrove casi al mismo tiempo, ya que ella se mudó al palacio de Kensginton con sus hijos y él lo haría a Clarence House, donde residía la reina madre.
Algunos políticos indicaron que la separación de Lady Di y Carlos podría significar el final de la monarquía en el Reino Unido, y que la familia real había cavado su propia tumba. No obstante, 30 años después, se observó que este rumor no se cumplió. Y que incluso tras la muerte de la reina Isabel II en septiembre del presente año, su hijo se convirtió en el nuevo rey.
El 12 de julio de 1996, la oficina de prensa de Isabel II, informó sobre la disolución “amistosa” del matrimonio entre Carlos y Diana.
AA