CDMX.- Los miles que se congregaron en el primer día de actividad del Vive Latino tuvieron un cierre digno de una banda de la trayectoria de Guns N' Roses. Axl Rose, Slash, Duff McKagan y el resto de la banda no defraudaron a los cientos que los esperaban con ansias.
No faltó ningún clásico de la banda y por ende la emoción de los fans nunca decayó. "Welcome to the Jungle" sirvió para encender motores en el amanecer de su show, "Sweet Child O' Mine" para estallar en júbilo la grada que se llenó para ver su recital y 'Don´t Cry" para hermanar a todos los presentes mediante ese brutal solo de guitarra que Slash regaló.
Lo de Guns N´ Roses fue una fiesta de más de dos horas de duración y que incluyó dos salidas por parte de la banda que no quería abandonar el escenario sin cumplir el deseo de una canción más para el público que desgarraban su garganta gritándole a Axl, quien dicho sea de paso, por lo menos se cambió cuatro veces la el atuendo.
La noche llegó a su fin y lo hizo con uno de los momentos más épicos de la jornada. Axl Rose se sentó a la mitad del escenario para tocar el piano e interpretar November Rain para cerrar con broche de oro una participación sin contratiempos o una larga espera de las que suele acostumbrar la banda antes de salir a tocar.
CDMX.- Los miles que se congregaron en el primer día de actividad del Vive Latino tuvieron un cierre digno de una banda de la trayectoria de Guns N' Roses. Axl Rose, Slash, Duff McKagan y el resto de la banda no defraudaron a los cientos que los esperaban con ansias.
No faltó ningún clásico de la banda y por ende la emoción de los fans nunca decayó. "Welcome to the Jungle" sirvió para encender motores en el amanecer de su show, "Sweet Child O' Mine" para estallar en júbilo la grada que se llenó para ver su recital y 'Don´t Cry" para hermanar a todos los presentes mediante ese brutal solo de guitarra que Slash regaló.
Lo de Guns N´ Roses fue una fiesta de más de dos horas de duración y que incluyó dos salidas por parte de la banda que no quería abandonar el escenario sin cumplir el deseo de una canción más para el público que desgarraban su garganta gritándole a Axl, quien dicho sea de paso, por lo menos se cambió cuatro veces la el atuendo.
La noche llegó a su fin y lo hizo con uno de los momentos más épicos de la jornada. Axl Rose se sentó a la mitad del escenario para tocar el piano e interpretar November Rain para cerrar con broche de oro una participación sin contratiempos o una larga espera de las que suele acostumbrar la banda antes de salir a tocar.