México está en un proceso de construcción y da, por ahora, pasos concretos. La Fecha FIFA de octubre estaba marcada en rojo en el calendario por el tipo de rivales a los que enfrentaría, sobre todo Alemania, un equipo que podrá estar en horas bajas, pero compite porque es su esencia natural y no pierde su peso histórico.
Ante los germanos se firmó un 2-2 que deja un grato sabor; el equipo compitió y está claro que avanza en la construcción de su identidad.
Era sabido que este partido estaba marcado como el más importante en el cierre de año y que para el cuerpo técnico era una prueba de alta calidad. El Jimmy mandó a un once más cercano a lo que muchos imaginan como el más competitivo.
Despejó la duda y el eje de ataque fue para Santiago Giménez, porque no hay duda que es el que mejor momento vive, así que había que probarlo ante los alemanes; al Bebote se le notó enchufado al partido, buscó entrar en la lucha cuerpo a cuerpo con Rudiger y Tah, dos centrales con el corte de la vieja guardia alemana. Dispuso de un tiro que se fue desviado y después dejó ir el gol de empate, tendrá que aprender a gobernar esa ansiedad, porque se perdió otra ocasión cuando se dejó caer. Giménez acaparó el foco y su partido fue bueno a secas.
Así fue el partido entre México y Alemania
En lo que fue el duelo en general, México no se achicó, le entró al intercambio de golpes sin ningún temor, le compitió a Alemania sin reparo, sufrió por momentos, pero también le hizo pasar ratos de apuro a los germanos.
Después de un inicio eléctrico, el Tricolor cedió la pelota a los alemanes, que tiene gente de buen pie y la mueven de un lado a otro al ritmo que dicten Gundogan y Grob. Se notaba mejor Alemania, pero México amenazaba con buenos desprendimientos; sin embargo, fueron los germanos los primeros en golpear.
Un córner cobrado por Sané lo peinó Gosens y a segundo palo apareció Rudiger para marcar. Prueba de coraje para el Tricolor, demostrarse que puede reaccionar y lo hizo, pero Antuna decidió mal en un par de centros y Giménez falló una clara con un remate por encima. Fue el Chucky el que aprovechó un yerro de la defensa alemana y asistió a Antuna para el del empate.
México daba pelea, se fajaba sin reparo, le competía a un equipo alemán que puso sobre el campo a muchos de sus jugadores que gozan de jerarquía. El equipo no se descompuso en la adversidad y supo mantener una estabilidad, sufrió en algunos pasajes, pero aguantó el chaparrón y tuvo sus ratos de buen juego en los que también le propinó uno que otro susto a los alemanes.
Y el inicio del segundo tiempo no podía ser mejor para el equipo mexicano, en las primeras pulsaciones, Antuna mandó -por fin- un buen centro que cabeceó Erick Sánchez, sí, uno de los más pequeños en medio de las torres alemanas. México se ponía por delante. El partido se hizo eléctrico, Alemania se sintió herida y se también mostró su capacidad de reacción.
Le tomó cuatro minutos a Alemania emparejar el partido, Sané le ganó a Gallardo la posición, entró al área y sacó un centro que cabeceo Wirtz, y aunque Ochoa sacó de adentro, Füllkrug la puso en el fondo con un fuerte derechazo.
Ambos técnicos movieron sus piezas, pero el juego mantenía la temperatura, ninguno cedía, los dos tuvieron sus aproximaciones, pero no trascendieron porque faltó un poco más de lucidez. Vinieron más cambios y el juego se amarró, al final se suma un empate que fue merecido, porque no fue ni más ni menos que Alemania.
AM