NUREMBERG. - A 75 años de los juicios de Nuremberg, el último sobreviviente de los fiscales que acusaron a los criminales de guerra nazis por sus horrendos crímenes tiene 100 años y sigue difundiendo un mensaje sobre el flagelo del conflicto y la represión a las generaciones más jóvenes.
Benjamin Ferencz tenía 25 años y era un soldado estadounidense cuando, en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, fue asignado para recopilar pruebas sobre los crímenes de guerra cometidos por la Alemania de Adolf Hitler.
Luego Ferencz se convirtió en fiscal en el tribunal militar en Nuremberg y aseguró las condenas de 22 miembros de los Einsatzgruppen, escuadrones de la muerte paramilitares que asesinaron a más de un millón de personas, la mayoría judíos, en la Europa ocupada.
"Son muy pocas las personas que han visto lo que yo he visto", dijo desde su casa en Delray Beach, Florida. "Mi trabajo era entrar a los campos de concentración mientras los liberaban, con los cadáveres por el suelo y la gente esperando a ser quemada porque el crematorio estaba abarrotado".
Los juicios se consideran hoy como los precursores de tribunales como la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya, que ha procesado a políticos y soldados por sus crímenes de lesa humanidad, aunque con resultados mixtos.
Ferencz hizo campaña durante décadas para que se estableciera la CPI y pronunció una declaración de acusación final al concluir su histórico primer caso, contra el congoleño Thomas Lubanga en 2012.
La sala del tribunal en Nuremberg se ha conservado y todavía atrae a muchos visitantes para ver el lugar donde acusados como Hermann Göring escucharon sus condenas a muerte.
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