Cincuenta y tres años después de haber surgido como un pequeño grupo de autodefensa campesina en Colombia, las FARC dejaron de ser desde ayer una organización guerrillera.
El acontecimiento histórico, siete meses después de la firma del acuerdo de paz con el gobierno colombiano, tuvo lugar en un acto público en el municipio de Mesetas (centro), en una zona donde ese grupo nació, instaló su centro de operaciones y realizó numerosos ataques.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia entregaron las armas en tres fases desde el pasado 7 de junio. La última etapa terminó el lunes y ayer se cerró el ciclo con una ceremonia llena de simbolismo.
Casi un millar de invitados asistieron al acto, que estuvo encabezado por el presidente Juan Manuel Santos y el máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño, Timochenko, quienes ya habían protagonizado un hito al firmar la paz el 24 de noviembre de 2016.
“Adiós a las armas, adiós a la guerra, bienvenida la paz”, exclamó Londoño al hablar en una tarima montada en uno de los 26 campamentos donde los miembros de las FARC están concentrados desde febrero.
“No termina la existencia de las FARC, a lo que ponemos fin es a nuestro alzamiento armado de 53 años, pues seguiremos existiendo como un movimiento de carácter legal”, dijo Londoño, quien aprovechó la ocasión para exigir al gobierno el cumplimiento del acuerdo, al advertir que siguen los asesinatos de dirigentes sociales y de desmovilizados de las FARC.
Santos, que el año pasado recibió el premio Nobel de la Paz por la firma del acuerdo con las FARC, aseguró que el Estado cumplirá la palabra empeñada y que los ex guerrilleros podrán dedicarse a la política con plenas garantías de seguridad, aunque lamentó que se produzca después de que el conflicto dejó más de siete millones de desplazados, y más de 220 mil muertos.
“Hoy, 27 de junio, para mí y la inmensa mayoría de los colombianos es un día muy especial, un día que jamás olvidaremos, el día en que las armas se cambiaron por las palabras. Por vivir este día ha valido la pena ser presidente de Colombia”, aseguró Santos.
“No estoy de acuerdo con ustedes sobre el modelo económico y político que debe tener nuestra nación, pero defenderé con toda mi determinación su derecho a expresar sus ideas dentro del régimen democrático. Contarán con todas las garantías de seguridad que sean necesarias”, añadió.
El jefe de la Misión de las Naciones Unidas en Colombia, el francés Jean Arnault, dijo que los delegados de su organización recibieron 7 mil 132 armas de los 6 mil 803 guerrilleros que arribaron a los campamentos.
Arnault dijo que solo quedaron en manos de las FARC 700 armas para la seguridad de los campamentos donde están concentrados sus miembros, que serán entregadas el próximo 1 de agosto.
Ese día, la ONU extraerá todas las armas de esos lugares para ser fundidas y elaborar tres monumentos a la paz que estarán en La Habana, por haber sido el escenario del proceso de paz, en Nueva York, la sede del organismo internacional, y en alguna parte de Colombia.
Más tarde, ya en Bogotá, Santos agradeció a los militares y policías caídos en combate durante los 53 años de conflicto armado interno.
“Gracias, héroes de Colombia. Les debemos nuestra libertad”, afirmó Santos al depositar una ofrenda floral en el monumento de los Héroes Caídos, y rendir homenaje a los soldados y policías fallecidos en el cumplimiento de su deber.
De igual manera, el jefe de Estado rindió homenaje a todos aquellos que entregaron su vida en defensa de la democracia y en busca de la paz para Colombia.
“Este día es por ustedes y para ustedes. Y lo dedicamos también a sus familiares, a sus padres, a sus madres, a sus viudas, a sus huérfanos, que vivirán en una Colombia nueva y en paz”, sostuvo.