BANGKOK. — El mundo avanzó un poco más el jueves hacia una nueva fase en la crisis del coronavirus. Países como Vietnam y Nueva Zelanda, que reportaron pocos contagios nuevos, dieron pasos para levantar las cuarentenas contra la pandemia, mientras que otros como Singapur y Japón redoblaron las medidas para evitar un repunte de casos.
Como Estados Unidos, muchos países están dejando atrás la crisis para descubrir cómo convivir con el virus modificando las rutinas previas a la pandemia con precauciones, más pruebas y medidas de contención, conscientes del potencial de nuevas oleadas del coronavirus.
Las autoridades de la capital de Indonesia, Yakarta, la nación musulmana más poblada del mundo, ampliaron hasta el 22 de mayo las estrictas medidas contra la pandemia en vísperas del inicio del mes sagrado de ayuno, el Ramadán, que comienza con la luna nueva de esta semana.
Con las tradicionales comidas comunitarias para los pobres, las grandes cenas con las que se rompe el ayuno diario en compañía de familiares y amigos, y los eventos culturales nocturnos cancelados, los mil 800 millones de musulmanes del mundo se verán privados de muchas de las cosas que hacen este mes especial mientras las autoridades tratan de contener el virus.
El primer ministro de Pakistán, Imran Khan, cedió ante los clérigos del país y se negó a cerrar las mezquitas pese al llamado de la Asociación de Médicos, que advirtió que este tipo de reuniones son un caldo de cultivo para la propagación del coronavirus en un país con un frágil sistema de salud.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, instó a los musulmanes a “centrarse en nuestro enemigo común, el virus” y repitió un pedido anterior para un alto el fuego inmediato en todos los conflictos armados. En otro mensaje, pidió a los países que proporcionen una ayuda equitativa a todos, señalando que la pandemia era “una crisis humana que se está convirtiendo con rapidez en una crisis de derechos humanos”.
Algunos líderes emplean esta situación como pretexto para imponer medidas represivas, dijo Guterres. “El mensaje es claro: La gente -y sus derechos- debe ser la prioridad”, añadió.
La ONU advirtió que decenas de millones de personas podrían morir de hambre por la pandemia, una plaga de langostas en África y otros problemas que impiden que la comida llegue a las poblaciones más vulnerables en lugares como Yemen o Sudán del Sur.
Un reporte publicado el miércoles estimó que al menos 135 millones de personas están en riesgo grave de inanición por conflictos y otros factores. El informé se elaboró antes de los confinamientos, cierres de fronteras y paralización de los transportes que alteraron el suministro de alimentos.
En respuesta, la Unión Europea prometió 20 mil millones de euros (22 mil millones de dólares) para ayudar a sortear esas dificultades y ayudar a comunidades vulnerables en África, los Balcanes, Oriente Medio y partes de Asia y Latinoamérica.
Mientras algunas partes del mundo empiezan ahora su lucha contra el coronavirus, en China, el lugar donde comenzó el brote a finales de diciembre, las autoridades no reportaron nuevos decesos y apenas 10 nuevos contagios este jueves.
El número de pacientes hospitalizados allí bajó a 959, de los cuales 63 estaban graves.
En estas circunstancias, China ha reabierto muchos negocios y los alumnos de primaria y secundaria que se están preparando para tomar exámenes regresan a las aulas. Pero el veto a la llegada de extranjeros y las estrictas cuarentenas siguen en vigor para evitar nuevos contagios, ya sea desde el exterior, de gente que se creía que se había recuperado o de otros asintomáticos que siguen propagando la enfermedad.
La vecina Vietnam, que actuó con rapidez para cerrar sus fronteras y rastrear todos los contactos de los pacientes de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, lleva tres días sin reportar nuevas infecciones y se está alistando para aliviar las medidas de contención.
Nueva Zelanda, que confirmó solo tres nuevos casos el jueves, seguía bajo un estricto confinamiento, con mil 451 contagiados y 16 muertos, pero suavizará las normas el próximo mes.
Pero el virus sigue apareciendo de forma inesperada.
Singapur ha estado reportando cientos de nuevos contagios cada día, muchos vinculados a residencias de migrantes atestadas.
Las autoridades japonesas dijeron este jueves que otros 14 miembros de la tripulación de un crucero italiano anclado en un puerto del sur del país dieron positivo al coronavirus, elevando el total de afectados por el brote a bordo a 48 personas.
El brote de coronavirus ha infectado a más de 2,6 millones de personas en todo el mundo y se cobró la vida de alrededor de 183 mil, incluyendo más de 45 mil en Estados Unidos, según un conteo de la Universidad John Hopkins elaborado a partir de las cifras ofrecidas por los gobiernos.
Pero se cree que el dato real es más alto, y la mayoría de la gente contagiada sufre solo síntomas leves o moderados y sobrevive.
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BANGKOK. — El mundo avanzó un poco más el jueves hacia una nueva fase en la crisis del coronavirus. Países como Vietnam y Nueva Zelanda, que reportaron pocos contagios nuevos, dieron pasos para levantar las cuarentenas contra la pandemia, mientras que otros como Singapur y Japón redoblaron las medidas para evitar un repunte de casos.
Como Estados Unidos, muchos países están dejando atrás la crisis para descubrir cómo convivir con el virus modificando las rutinas previas a la pandemia con precauciones, más pruebas y medidas de contención, conscientes del potencial de nuevas oleadas del coronavirus.
Las autoridades de la capital de Indonesia, Yakarta, la nación musulmana más poblada del mundo, ampliaron hasta el 22 de mayo las estrictas medidas contra la pandemia en vísperas del inicio del mes sagrado de ayuno, el Ramadán, que comienza con la luna nueva de esta semana.
Con las tradicionales comidas comunitarias para los pobres, las grandes cenas con las que se rompe el ayuno diario en compañía de familiares y amigos, y los eventos culturales nocturnos cancelados, los mil 800 millones de musulmanes del mundo se verán privados de muchas de las cosas que hacen este mes especial mientras las autoridades tratan de contener el virus.
El primer ministro de Pakistán, Imran Khan, cedió ante los clérigos del país y se negó a cerrar las mezquitas pese al llamado de la Asociación de Médicos, que advirtió que este tipo de reuniones son un caldo de cultivo para la propagación del coronavirus en un país con un frágil sistema de salud.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, instó a los musulmanes a “centrarse en nuestro enemigo común, el virus” y repitió un pedido anterior para un alto el fuego inmediato en todos los conflictos armados. En otro mensaje, pidió a los países que proporcionen una ayuda equitativa a todos, señalando que la pandemia era “una crisis humana que se está convirtiendo con rapidez en una crisis de derechos humanos”.
Algunos líderes emplean esta situación como pretexto para imponer medidas represivas, dijo Guterres. “El mensaje es claro: La gente -y sus derechos- debe ser la prioridad”, añadió.
La ONU advirtió que decenas de millones de personas podrían morir de hambre por la pandemia, una plaga de langostas en África y otros problemas que impiden que la comida llegue a las poblaciones más vulnerables en lugares como Yemen o Sudán del Sur.
Un reporte publicado el miércoles estimó que al menos 135 millones de personas están en riesgo grave de inanición por conflictos y otros factores. El informé se elaboró antes de los confinamientos, cierres de fronteras y paralización de los transportes que alteraron el suministro de alimentos.
En respuesta, la Unión Europea prometió 20 mil millones de euros (22 mil millones de dólares) para ayudar a sortear esas dificultades y ayudar a comunidades vulnerables en África, los Balcanes, Oriente Medio y partes de Asia y Latinoamérica.
Mientras algunas partes del mundo empiezan ahora su lucha contra el coronavirus, en China, el lugar donde comenzó el brote a finales de diciembre, las autoridades no reportaron nuevos decesos y apenas 10 nuevos contagios este jueves.
El número de pacientes hospitalizados allí bajó a 959, de los cuales 63 estaban graves.
En estas circunstancias, China ha reabierto muchos negocios y los alumnos de primaria y secundaria que se están preparando para tomar exámenes regresan a las aulas. Pero el veto a la llegada de extranjeros y las estrictas cuarentenas siguen en vigor para evitar nuevos contagios, ya sea desde el exterior, de gente que se creía que se había recuperado o de otros asintomáticos que siguen propagando la enfermedad.
La vecina Vietnam, que actuó con rapidez para cerrar sus fronteras y rastrear todos los contactos de los pacientes de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, lleva tres días sin reportar nuevas infecciones y se está alistando para aliviar las medidas de contención.
Nueva Zelanda, que confirmó solo tres nuevos casos el jueves, seguía bajo un estricto confinamiento, con mil 451 contagiados y 16 muertos, pero suavizará las normas el próximo mes.
Pero el virus sigue apareciendo de forma inesperada.
Singapur ha estado reportando cientos de nuevos contagios cada día, muchos vinculados a residencias de migrantes atestadas.
Las autoridades japonesas dijeron este jueves que otros 14 miembros de la tripulación de un crucero italiano anclado en un puerto del sur del país dieron positivo al coronavirus, elevando el total de afectados por el brote a bordo a 48 personas.
El brote de coronavirus ha infectado a más de 2,6 millones de personas en todo el mundo y se cobró la vida de alrededor de 183 mil, incluyendo más de 45 mil en Estados Unidos, según un conteo de la Universidad John Hopkins elaborado a partir de las cifras ofrecidas por los gobiernos.
Pero se cree que el dato real es más alto, y la mayoría de la gente contagiada sufre solo síntomas leves o moderados y sobrevive.
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