COPENHAGUE/FRÁNCFORT (Reuters) - Los operadores de parques eólicos están apostando por una nueva generación de turbinas colosales, que empequeñecerán a muchos rascacielos, mientras buscan seguir siendo rentables después de que los países europeos eliminen los subsidios que han definido la industria verde desde los años noventa.
Los tres principales operadores eólicos del mundo en alta mar -DONG Energy, EnBW y Vattenfall- dijeron a Reuters que se están enfocando en estas megaturbinas para intentar adaptarse a la inminente realidad de la disminución de las ayudas gubernamentales.
De acuerdo a entrevistas con fabricantes de turbinas e ingenieros, al menos un fabricante -Siemens Gamesa- habrá construido un prototipo de megaturbina para el próximo año y los primeros parques podrían estar en funcionamiento en la primera mitad de la próxima década. Estas grandes máquinas tendrán una altura de 300 metros -casi tanto como el Shard de Londres, el edificio más alto de Europa Occidental- y un rotor de 200 metros que tendrá la longitud de dos campos de fútbol.
El sector de la energía eólica se encuentra en una coyuntura crítica, ya que los subsidios que lo acompañaron desde sus inicios a principios de los años noventa y apoyaron su modelo de negocio desaparecen a medida que los políticos concretan un impulso largamente planeado de hacer la industria más comercialmente viable y capaz de competir con otras fuentes de energía.
Los países que forman el centro de la industria eólica offshore europea -Dinamarca, Alemania, Holanda y Reino Unido- buscan eliminar progresivamente las ayudas durante la próxima década. Esto terminará con una fuente crucial de ingresos para los operadores, ya que en fecha tan reciente como 2014, las subvenciones todavía representaban alrededor de la mitad de los ingresos de los proyectos eólicos europeos.
Teniendo en cuenta esta situación, DONG y EnBW presentaron ofertas sin subsidios incorporados en una licitación en abril para un proyecto alemán planeado para 2024. La subasta marca un hito en la industria, ya que es la primera con subsidios cero, pero planteó la pregunta candente sobre cómo podrán ganar dinero los operadores y sobrevivir mientras ofrecen una alternativa comercialmente atractiva al carbón y la energía nuclear.
La respuesta, según las compañías, son las megaturbinas, que ocuparían un área mucho más grande y aprovecharían más viento, recortando costos por megavatio (MW). Cada una generará entre 10 y 15 MW de potencia, un salto considerable frente a las mayores turbinas actualmente operativas, fabricadas por MHI Vestas, que tienen 195 metros de altura y generan 8 MW.
Sin embargo, las megaturbinas no son una apuesta segura para las compañías. Hay retos en el frente técnico para crear torres monumentalmente altas y aspas ligeras y delgadas capaces de soportar la tensión de vientos huracanados.
Económicamente, también hay dudas entre algunos expertos de la industria sobre si los proyectos eólicos de subsidio cero pueden ganar dinero, incluso pese a la mayor eficiencia de las megaturbinas.
En su opinión, los operadores deben obtener más ahorros en sus negocios, mientras que los precios de la electricidad deben subir significativamente para lograr rentabilidad.
Michael Guldbrandtsen, experto de MAKE, dijo que hay riesgos financieros y técnicos asociados a las megaturbinas, pero que los operadores no tienen otra opción que invertir en una tecnología necesaria para viabilizar proyectos sin subvención.
"Sin un aumento significativo en el tamaño de las turbinas no será posible garantizar un retorno razonable", agregó.