Una profesora nunca pensó que reprobar a una alumna sería un acto que terminaría en una golpiza que le robaría la tranquilidad, aunque sabe que hizo lo correcto y cumplió con su trabajo.
Morotí Arocena, maestra de la Escuela Secundaria Núm.7 de Necochea, una ciudad ubicada al sur de la Provincia de Buenos Aires, contó a Clarín que pese a las lesiones que sufrió una idea la reconforta: "Hice lo que tenía que hacer: no acepté cosas que están mal. Estoy en paz".
La profesora de Ciencias Políticas enseña Derecho a estudiantes de quinto año, aplicó un examen a dos alumnas en recurso el 15 de marzo de 2023, una de ellas tuvo un desempeño muy bajo y no aprobó la prueba escrita ni oral, así que tuvo que reprobarla.
El día del examen, el hermano y la mamá de la alumna reprobada esperaron afuera del salón de clases por el resultado de la joven. Morotí cuenta que se puso en alerta cuando vio a la familia, especialmente el hermano que tenía una mirada intimidatoria, por lo que pidió auxilio de la preceptora 30 minutos después de iniciada la prueba. Incluso la alumna estaba nerviosa porque su familia estaba afuera esperando, “no quiso que les dijera nada, que así estaba bien. No sé si no lo hizo para protegerme", explica la docente.
Al terminar la prueba el hermano increpó a la maestra preguntándole: "¿Mi hermana está en sexto?". Al darle a conocer el resultado a la alumna, Morotí cuenta que le decía "'Profe, no me haga esto'”, a lo que ella respondió:
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“No, Agostina, yo no te lo hago. Son contenidos elementales que no estudiaste, no aprendiste. Hicimos pasar a la mamá, que también empieza a llorar y me dice que ya había comprado el uniforme de sexto año, que su hija tenía que pasar a 6° año porque ya lo había pagado".
Al primer encuentro intimidatorio le siguió otro más grave, el hermano la esperó a la salida de la escuela y le arrojó una botella, la maestra pudo esquivar el objeto pero él la correteó hasta alcanzarla en un pasillo de la escuela, allí la madre la agarró del pelo, ambos la tiraron al suelo y le dieron una paliza.
Entre insultos, los agresores patean a la docente que lo único que puede hacer es gritar por auxilio; alumnos que se encontraban en la escuela escucharon los gritos y corrieron a ayudar a Morotí.
"Me pegaron patadas en el piso como a un perro y no estaban dispuestos a parar… Forra, hija de pu..., de todo decían. Me los sacan de encima, porque no paraban de pegar, para ellos era todo o nada", cuenta la maestra.
Tras la agresión, Morotí Arocena recibió atención médica pero hasta el momento solo ha ido física, pues las autoridades escolares no han contemplado ofrecer ayuda psicológica por el daño emocional que sufrió; incluso cuenta que el vicedirector le preguntó por qué no se fue.
"Es la típica, la que una ya conoce: ¿por qué no lo dejaste, por qué no te separaste? Ese discurso que uno conoce de la violencia de género. No preguntó cómo estás, qué pasó, no, lo primero que hizo fue juzgarme a mí".
Ante esta situación, estudiantes de la escuela secundaria realizaron una marcha en solidaridad con la maestra, pues consideraron que las clases no podían continuar como si nada hubiera ocurrido.
En tanto, los el hermano y la mamá de la alumna reprobada enfrentan cargos por la agresión, sin embargo, la madre enfrenta uno más por amenazas hacia un estudiante que auxilió a la maestra; la mujer ha intentado echarse la culpa para que su hijo no sea afectado.
AGA