BAGDAD. — Un nuevo ataque con proyectiles hizo blanco en una base que acoge a tropas de Estados Unidos y de otros países de la coalición al norte de Bagdad el sábado, revelaron funcionarios de seguridad de Irak pocos días después de que un incidente similar cobrara la vida de tres soldados, dos de ellos estadounidenses.
La coalición encabezada por Estados Unidos informó que al menos 25 proyectiles de 107 milímetros cayeron en el Campamento Taji justo antes de las 11:00 de la mañana. Algunos causaron daños en el área donde las fuerzas de la coalición se encuentran asentadas, mientras que otros fueron a dar a las unidades de defensa aérea, de acuerdo con un comunicado del Ejército de Irak.
Tres integrantes de la coalición y dos soldados iraquíes resultaron heridos en el ataque al Campamento Taji, dijo el vocero de la coalición, Myles Caggins.
Jonathan Hoffman, principal portavoz del Pentágono, dijo después que tres efectivos estadounidenses fueron heridos en el ataque al Campamento Taji. Dos de ellos resultaron heridos de gravedad y fueron hospitalizados.
Hoffman también reiteró las declaraciones de la semana pasada del secretario de Defensa, Mark Esper, de que “nadie puede atacar y herir a efectivos estadounidenses y escapar sin castigo. Los haremos pagar”.
Las fuerzas militares de Irak dijeron en un comunicado que la “brutal agresión” hirió a personal de defensa aérea, el cual permanece en condiciones críticas, si bien no se ofreció una cifra.
Las fuerzas iraquíes luego descubrieron siete plataformas desde las cuales fueron lanzados los misiles en el área de Abu Azam, al norte de Bagdad. Otros 24 misiles fueron hallados listos para su lanzamiento.
El ataque fue inusual porque ocurrió durante el día, cuando normalmente los ataques a bases militares que albergan a tropas estadounidenses suelen registrarse de noche.
El incidente del miércoles en el Campamento Taji mató también a un soldado británico y provocó un bombardeo estadounidense el viernes contra lo que funcionarios estadounidenses describieron principalmente como un arsenal perteneciente a Kataib Hezbollah, una milicia respaldada por Irán que se cree fue la responsable.
Sin embargo, el ejército de Irak señaló que ese bombardeo mató a cinco miembros de sus fuerzas de seguridad y a un civil, e hirió a cinco combatientes de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), una organización que agrupa a una serie de milicias, incluyendo algunas respaldadas por Teherán.
Las milicias chiíes respaldadas por Irán prometieron vengar los ataques estadounidenses del viernes, indicando el comienzo un nuevo ciclo de represalias entre Washington y Teherán que podría librarse en suelo iraquí.
La muerte de miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes en el ataque de Estados Unidos podría darles a estos grupos respaldados por Irán más motivos para atacar a las tropas estadounidenses en Irak, según analistas.
“No podemos olvidar el hecho de que las FMP son una entidad reconocida dentro de las fuerzas de seguridad iraquíes; no están aisladas de las fuerzas de seguridad y a menudo están ubicadas en las mismas bases o emplean las mismas instalaciones”, dijo Sajad Jiyad, investigador y exdirector gerente del Centro Bayan, un centro de estudios de Bagdad.
“Ahora los grupos (apoyados por Irán) que respaldaron el primer ataque en Taji, que fueron los más claros, se sienten obligados, autorizados e incluso legitimados para responder, aparentemente para proteger la soberanía iraquí, pero realmente para mantener la presión sobre los estadounidenses”, agregó.
“Ya no hay líneas rojas”, apuntó.
La ofensiva del miércoles sobre el Campamento Taji fue la más letal contra las tropas estadounidenses en Irak desde otro incidente similar en otra base a finales de diciembre, en el cual murió un contratista estadounidense desencadenando una serie de ataques en represalia que dejó al país al borde de la guerra.
En respuesta, Estados Unidos bombardeó a Kataib Hezbollah, lo que provocó protestas en la embajada estadounidense en la capital iraquí.
Entonces, un ataque de un dron estadounidense mató en Bagdad al general iraní Qassem Soleimani, un alto comandante responsable de operaciones en todo Oriente Medio.
Después de esto, Irán lanzó un ataque con misiles balísticos contra las fuerzas de Estados Unidos en Irak, en el ataque más directo de la República Islámica a Washington desde la toma de su embajada en Teherán en 1979.
Estados Unidos e Irán evitaron una mayor escalada tras el asesinato de Soleimani. Un alto funcionario estadounidense dijo a finales de enero, cuando las tensiones entre Washington y Teherán ya se habían calmado, que la muerte de estadounidenses era una línea roja que podría derivar en más violencia.
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BAGDAD. — Un nuevo ataque con proyectiles hizo blanco en una base que acoge a tropas de Estados Unidos y de otros países de la coalición al norte de Bagdad el sábado, revelaron funcionarios de seguridad de Irak pocos días después de que un incidente similar cobrara la vida de tres soldados, dos de ellos estadounidenses.
La coalición encabezada por Estados Unidos informó que al menos 25 proyectiles de 107 milímetros cayeron en el Campamento Taji justo antes de las 11:00 de la mañana. Algunos causaron daños en el área donde las fuerzas de la coalición se encuentran asentadas, mientras que otros fueron a dar a las unidades de defensa aérea, de acuerdo con un comunicado del Ejército de Irak.
Tres integrantes de la coalición y dos soldados iraquíes resultaron heridos en el ataque al Campamento Taji, dijo el vocero de la coalición, Myles Caggins.
Jonathan Hoffman, principal portavoz del Pentágono, dijo después que tres efectivos estadounidenses fueron heridos en el ataque al Campamento Taji. Dos de ellos resultaron heridos de gravedad y fueron hospitalizados.
Hoffman también reiteró las declaraciones de la semana pasada del secretario de Defensa, Mark Esper, de que “nadie puede atacar y herir a efectivos estadounidenses y escapar sin castigo. Los haremos pagar”.
Las fuerzas militares de Irak dijeron en un comunicado que la “brutal agresión” hirió a personal de defensa aérea, el cual permanece en condiciones críticas, si bien no se ofreció una cifra.
Las fuerzas iraquíes luego descubrieron siete plataformas desde las cuales fueron lanzados los misiles en el área de Abu Azam, al norte de Bagdad. Otros 24 misiles fueron hallados listos para su lanzamiento.
El ataque fue inusual porque ocurrió durante el día, cuando normalmente los ataques a bases militares que albergan a tropas estadounidenses suelen registrarse de noche.
El incidente del miércoles en el Campamento Taji mató también a un soldado británico y provocó un bombardeo estadounidense el viernes contra lo que funcionarios estadounidenses describieron principalmente como un arsenal perteneciente a Kataib Hezbollah, una milicia respaldada por Irán que se cree fue la responsable.
Sin embargo, el ejército de Irak señaló que ese bombardeo mató a cinco miembros de sus fuerzas de seguridad y a un civil, e hirió a cinco combatientes de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), una organización que agrupa a una serie de milicias, incluyendo algunas respaldadas por Teherán.
Las milicias chiíes respaldadas por Irán prometieron vengar los ataques estadounidenses del viernes, indicando el comienzo un nuevo ciclo de represalias entre Washington y Teherán que podría librarse en suelo iraquí.
La muerte de miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes en el ataque de Estados Unidos podría darles a estos grupos respaldados por Irán más motivos para atacar a las tropas estadounidenses en Irak, según analistas.
“No podemos olvidar el hecho de que las FMP son una entidad reconocida dentro de las fuerzas de seguridad iraquíes; no están aisladas de las fuerzas de seguridad y a menudo están ubicadas en las mismas bases o emplean las mismas instalaciones”, dijo Sajad Jiyad, investigador y exdirector gerente del Centro Bayan, un centro de estudios de Bagdad.
“Ahora los grupos (apoyados por Irán) que respaldaron el primer ataque en Taji, que fueron los más claros, se sienten obligados, autorizados e incluso legitimados para responder, aparentemente para proteger la soberanía iraquí, pero realmente para mantener la presión sobre los estadounidenses”, agregó.
“Ya no hay líneas rojas”, apuntó.
La ofensiva del miércoles sobre el Campamento Taji fue la más letal contra las tropas estadounidenses en Irak desde otro incidente similar en otra base a finales de diciembre, en el cual murió un contratista estadounidense desencadenando una serie de ataques en represalia que dejó al país al borde de la guerra.
En respuesta, Estados Unidos bombardeó a Kataib Hezbollah, lo que provocó protestas en la embajada estadounidense en la capital iraquí.
Entonces, un ataque de un dron estadounidense mató en Bagdad al general iraní Qassem Soleimani, un alto comandante responsable de operaciones en todo Oriente Medio.
Después de esto, Irán lanzó un ataque con misiles balísticos contra las fuerzas de Estados Unidos en Irak, en el ataque más directo de la República Islámica a Washington desde la toma de su embajada en Teherán en 1979.
Estados Unidos e Irán evitaron una mayor escalada tras el asesinato de Soleimani. Un alto funcionario estadounidense dijo a finales de enero, cuando las tensiones entre Washington y Teherán ya se habían calmado, que la muerte de estadounidenses era una línea roja que podría derivar en más violencia.
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