El ataúd de la reina Isabel II salió del Palacio de Buckingham por última vez, y ahora se encuentra en Westminster Hall, en donde sus restos permanecerán durante cuatro días.
Cientos de personas se reunieron en las calles del centro de Londres, este 14 de septiembre, incluso horas antes de que el ataúd de la reina Isabel II comenzara su viaje desde el Palacio de Buckingham hasta el Palacio de Westminster.
Quienes continuaron de cerca la procesión del ataúd fueron el rey Carlos III, la princesa Ana, el príncipe Harry y el príncipe Andrés, mientras la banda dirigía la fila con un sonido melancólico y triunfal.
Caballos y guardias se alinearon en el perímetro del ataúd de la difunta monarca. Mientras que la gente en la multitud aclamó cuando Carlos III los saludó con la mano al mismo tiempo que conducía desde su residencia Clarence House, hasta el palacio.
Este grupo de personas era la manifestación más reciente de una efusión nacional de dolor y respeto por la única monarca que la mayoría de los británicos han conocido, quien murió en su retiro de verano de Balmoral el 8 de septiembre a los 96 años, poniendo fin a un reinado de 70 años.
“Es un día muy triste, pero es nuestra última oportunidad de cumplir con nuestro deber por la reina y es nuestra primera oportunidad de hacerlo por el rey, y eso nos enorgullece a todos”, mencionó Christopher Ghika, el mayor general de la División del Hogar y responsable de organizar los aspectos ceremoniales del funeral de la reina.
Cabe señalar que la procesión había iniciado en el arco del Palacio de Buckingham, y culminó frente a las puertas del Palacio de Westminster, donde los portadores del féretro desmontaron los restos de la reina del carruaje tirado por caballos.
A través de instrucciones particulares, el grupo de portadores trasladó uniformemente el ataúd decorado de la reina Isabel a Westminster Hall, mientras un coro cantaba el Salmo 139, llenando el lugar acústico con un sonido angelical.
AA