El cuerpo de la reina Isabel II dejó este 13 de septiembre la catedral de Saint Giles en Edimburgo, donde durante 24 horas los escoceses pudieron despedirse de su monarca fallecida el jueves a los 96 años, para emprender su último viaje a Londres.
Ocho portadores sacaron el ataúd, cubierto con el estandarte real y una corona de flores blanca, bajo las miradas de emoción de una multitud reunida a las puertas de la catedral, donde permaneció en una capilla desde el lunes por la tarde.
El féretro, acompañado por la única hija de la reina, la princesa Ana de 72 años, será llevado en avión hasta la capital británica, ahí pasará la noche en el Palacio de Buckingham rodeado por los miembros de la familia real, encabezados por el nuevo monarca, Carlos III.
Mientras el país, aún conmocionado, se despide de su madre, el rey Carlos III de 73 años se asienta en el trono y la jefatura de estado que su madre ocupó durante siete décadas convirtiéndose en símbolo de unión y estabilidad.
Esto incluye una gira por las cuatro naciones que forman el país: Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte.
Se espera que cientos de miles de personas desfilen por su capilla ardiente en la capital. El gobierno avisó de que la gente podría tener que llegar a pasar la noche de pie, en la cola, para verla.
Los londinenses tendrán cinco días para presentar sus respetos a la difunta monarca, hasta la madrugada del lunes 19, día en que se celebrará su funeral de estado en la Abadía de Westminster y será inhumada en Windsor.
El domingo está previsto que el país observe un minuto de silencio a las 20:00 horas como señal de respeto a la única monarca que han conocido la mayoría de británicos.
MRG