BIRMANIA. - En Rangún, Birmania al menos 39 civíles fueron asesinados debido a la explosión de unas fábricas en un suburbio pobre e industrial de la principal ciudad, por las fuerzas de seguridad.
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Otros 16 manifestantes murieron en otros lugares, dijo la Asociación de Asistencia a Prisioneros Políticos (AAPP), así como un policía, lo que lo convierte en el día más sangriento desde el golpe del 1 de febrero contra la líder electa Aung San Suu Kyi.
La embajada china dijo que muchos empleados chinos resultaron heridos y quedaron atrapados en ataques incendiarios por asaltantes no identificados en fábricas de ropa en Hlaingthaya y que había pedido a Birmania que proteja las propiedades y los ciudadanos chinos. Se considera que China apoya a la junta militar que ha tomado el poder.
La ley marcial se impuso en Hlaingthaya y otro distrito de Rangún, el polo comercial de Birmania y la antigua capital, anunciaron los medios estatales.
Un vocero de la junta no respondió a las llamadas solicitando comentarios. Un representante de los legisladores electos de la asamblea que fue derrocada por el ejército, expresó su solidaridad con el pueblo de Hlaingthaya.
"Los perpetradores, atacantes, enemigos del pueblo de Birmania, el malvado SAC (Consejo Administrativo del Estado) serán responsables de cada gota de sangre que derrame", dijo en un mensaje. Las últimas muertes elevarían el número de víctimas de las protestas a 126, precisó la AAPP. Dijo que más de 2 mil 150 personas habían sido detenidas hasta el sábado. Desde entonces, se han lanzado más de 300.
AM3