BRASIL.- El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, criticó con dureza ayer el resultado de la Cumbre del Clima de Madrid (COP25), y denunció el “juego comercial” que, según él, practicaron los países ricos, especialmente los europeos.
“No sé por qué la gente no entiende que es solo un juego comercial”, afirmó Bolsonaro durante una conferencia de prensa afuera de su residencia oficial en el Palacio de Alvorada, Brasilia.
“Realmente me gustaría saber, ¿ha habido una resolución para reforestar Europa o simplemente siguen molestando a Brasil?”, cuestionó.
Brasil iba a acoger la COP 25, pero hace una año rechazó la organización de la cumbre climática de la Naciones Unidas poco después de las elecciones ganadas por el ex militar.
Después fue Chile el país que renunció a albergar la cumbre por las protestas sociales que se han generado en el país andino desde octubre. Finalmente se celebró en Madrid aunque bajo la batuta de los propios chilenos.
“¿Por qué no acepté ser el anfitrión de la COP 25 en Brasil? Lo decidí. Habrían hecho su carnaval en Brasil”, dijo Bolsonaro el domingo.
Escéptico del cambio climático, el presidente de extrema derecha es criticado regularmente por su política medioambiental, considerada por su detractores como perjudicial para la Amazonía. El domingo, desde Madrid, donde participó en la COP 25, el ministro de Medio Ambiente de Brasil, Ricardo Salles, criticó el resultado de la conferencia porque “los países ricos no querían sacar la billetera”.
En particular, lamentó la falta de progreso respecto a la implementación del artículo 6 de los acuerdos de París sobre los mecanismos del mercado de créditos de carbono.
Las negociaciones sobre este tema se pospusieron hasta el año próximo, en la COP 26 en Glasgow, Escocia Durante el plenario de la COP25, que finalizó con acuerdos mínimos y con dos días de retraso, la discusión estuvo a punto de echar por tierra el acuerdo por la oposición de Brasil a incluir dos artículos sobre el papel de los océanos y tierra.
Tras un intenso debate y ante la petición de todo el foro, finalmente fue aprobado porque Brasil tuvo en “consideración” a Tuvalu e Indonesia.
Además de los esgrimidos por Brasil, los obstáculos de Estados Unidos, China, e India impidieron una mayor ambición, como exigía la ONU.
El documento final, titulado Chile-Madrid, Tiempo para la Acción, supone un entendimiento para aumentar la ambición climática en 2020 y cumplir el Acuerdo de París que compromete a los países a evitar que la temperatura media del planeta suba este siglo por encima de 1.5 grados.
Sin embargo, la constante en esta COP fue la discrepancia entre los negociadores de casi 200 países sobre el desarrollo de algunos de los aspectos más importantes del Acuerdo de París, firmado en 2015. Según el documento pactado ayer, el conocimiento científico será “el eje principal” que debe orientar las decisiones climáticas de los países para aumentar su ambición, que debe actualizarse permanentemente de acuerdo a los avances de la ciencia. El texto de conclusiones recoge “el imperativo” de que la transición hacia un mundo sin emisiones sea justa e impulse la creación de "empleo decente". El acuerdo reconoce además la acción climática de los actores no gubernamentales, a quienes invita a que la incrementen y generalicen estrategias compatibles con el clima.
La COP de Madrid es la reunión que más se ha alargado en los 25 años de historia de este tipo de encuentros. Las organizaciones no gubernamentales fueron especialmente críticas con la COP25 y en concreto con el trabajo de la presidencia chilena, a la que acusaron de escuchar a los países contaminantes y no a la gente y de proponer texto “inaceptables” que no contemplan ninguna ambición climática. Además, organizaron un plenario alternativo al oficial para reclamar “justicia climática” que terminó con una cacerolada.
La COP25 le costó a España 60 millones de euros.
Reacciones
• “¿Por qué no acepté ser el anfitrión de la COP 25? Habrían hecho su carnaval en Brasil”
Jair Bolsonaro
Presidente de Brasil
• “Bloqueadores del clima como Brasil y Arabia Saudita traficaron con los acuerdos de emisiones y pasaron por encima de los científicos y la sociedad civil”
Jennifer Morgan
Directora de Greenpeace International
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