Bogotá, 25 Mar (Notimex).- El cambio climático hace estragos en la Antártida y esto se refleja en la alimentación de las ballenas jorobadas y pingüinos que cada vez tienen que salir a buscar el krill (crustáceos) más al sur del gigante desierto blanco.
Esta realidad la comprobó el capitán de navío Jorge Espinel, comandante del Buque ARC “20 de Julio”, que después de 75 días de navegación para cumplir con la de la III Expedición Científica de Colombia a la Antártida “Almirante Padilla”, cuenta su experiencia en el continente blanco.
El capitán de navío, un guerrero de las aguas dulces y saladas con más de 25 años de servicio, comandó el Buque ARC “20 de Julio” durante 75 días con 96 tripulantes a bordo, 24 de ellos científicos colombianos que iban con un programa específico de investigación. En su cabina de mando en el ARC “20 de Julio”, anclado en el puerto de Cartagena, en el caribe colombiano, el capital conversó con Notimex sobre su experiencia en esta expedición científica en la Antártida y dijo en tono preocupante que "ya se ve más deshielo" como efecto del cambio climático en la Antártida.
Espinel viajó por primera vez en la expedición 2014-2015, cuando estuvo como segundo al mando del buque de la Armada Nacional de Colombia, y en la más reciente (2016-2017), que finalizó el pasado primero de marzo, fue quien comando el ARC “20 de Julio”, desde el caribe colombiano, hasta la Antártida.
Durante estos 75 días, el Buque ARC “20 de Julio” fue una verdadera coraza al servicio de la ciencia con una tripulación que se convierte con todos sus instrumentos en testigos directos de lo que está pasando en la Antártida.
Indicó que uno de los principales efectos por el cambio climático se observa en que las ballenas jorobadas y los pingüinos - por ejemplo - se ven obligados a viajar cada vez más hacia el sur en busca de su alimento principal el Krill. Los mamíferos que viven en la Antártida buscan siempre “la parte más fría para alimentarse, porque si el agua está muy caliente no se reproducen y eso hace que los animales de la Antártida empiecen a migrar en busca de su alimento esencial que es el Krill”.
El Krill es un pequeño crustáceo parecido a un camarón muy abundante en las aguas del continente austral y se trata de una palabra noruega utilizada para designar a la comida básica de las ballenas y de otros animales como focas, pingüinos o aves marinas.
Según las investigaciones, el Krill pertenece al grupo de las Euphausiaceas, el más numeroso de los océanos, y se estima que hay unas 90 especies en todo el mundo, y sólo en la Antártida habría una biomasa de krill de entre 50 y 150 millones de toneladas.
Dentro de las especies más abundantes se encuentra el Krill Antártico (Euphasia superba) y el Krill del Pacífico Norte (Euphasia pacifica), pero por los efectos del cambio climático empiezan a reducirse de forma dramática.