Los vendedores de la localidad Los Jacales se las vieron negras en el tiempo de pandemia, ya que no acudieron personas a la peregrinación de Talpa de Allende.
“De cierta forma sí nos perjudicó mucho por qué nos cerraron el 17 de marzo y acabábamos de surtir mercancía para el 18 y 19, o sea que nos quedamos un puerco completo de carne y tuvimos que buscar la manera de acomodarlo para que no se quedara la carne”, comentó una vendedora.
Ellos tuvieron que vender su producto para que no se echara a perder y así poderle ganar aunque sea un poco para poder mantenerse, puesto que es la fuente de mayor ingreso para ellos.
En esos dos años de la pandemia todos los gastos recayeron en ellos, puesto que contaban con empleados y no podían no pagarles, ya que ellos tenían que llevar el pan a su mesa.
“Fue crítico y más que nada para los que ya teníamos empleados, por qué ellos estaban ganando y pues teníamos que pagarles por qué no importó sí vendimos o no ellos venían ganando”, afirmó la vendedora.
Por el momento, la mujer asegura que se ha vendido muy bien, se está recuperando lo perdido pero no de manera extraordinaria, sino con las mismas cantidades que antes se movían de producto y recibimiento de clientes.
“Hay mucha venta, mucho trabajo, aquí abrimos el 4 de marzo hasta el 19 o hasta el 20 y ya de ahí cerramos. Yo abro aquí por día y ya nada más abrimos los fines de semana, lo que es este sábado y ya 10 días”, asegura la mujer.
La zona de Jacales es una visita obligada para visitar y disfrutar en la ruta del peregrino para algunas personas. Se encuentra bajando el paraje conocido como Las Cruces después de descender el Espinazo del Diablo. Es un sitio donde de manera obligada los peregrinos se dan cita para desayunar después de la caminata y continuar su camino hacia Talpa de Allende.
AAM