El incendio forestal que ha sacudido a Hawái el cual está por alcanzar el centenar de muertes sigue activo y las autoriades han intentado contenerlo, además de brindar apoyo a los ciudadanos que se han visto afectados por este hecho.
Varias personas se han quedado sin hogar, por lo que algunos de los chefs más reconocidos del archipiélago decidieron unir fuerzas para ayudar como mejor podían: en la cocina.
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"Sabemos que la comida es medicina, y poder darle a la gente una comida caliente ... mejor aún... algo que los conecte con Hawái en vez de un enlatado", dijo a AFP Sheldon Simeon, embajador de la cocina hawaiana. "Ojalá sea el comienzo del proceso de sanación", agregó.
Las autoridades, que sólo han rastrillado 3 por ciento del área carbonizada, creen que el número de fallecidos continuará en ascenso, en tanto cientos de personas cuyas casas sobrevivieron a las brasas están en la región sin acceso a recursos, electricidad ni conexión telefónica.
Más de mil 400 residentes que perdieron todo en el voraz incendio que impactó más de dos mil 700 estructuras están ahora en refugios, con familiares o en sus autos.
Para alimentar a los desamparados y a quienes continúan en Lahaina en precarias condiciones, estrellas como Simeon, la celebridad culinaria Lee Anne Wong -cuyo restaurante en Lahaina fue arrasado por el fuego - y figuras de la cocina local, como el chef Taylor Ponte, trabajan en tres guardias en las instalaciones de la escuela de gastronomía de la Universidad de Hawái con el apoyo de decenas de voluntarios.
"Algunos de nuestros chefs perdieron sus casas (en el incendio), y están aquí cocinando para su comunidad. Eso te da una idea de lo que es el espíritu 'aloha'", dijo Simeon.
El equipo prepara y empaqueta unas 9.000 porciones a diario.
"Tenemos ganaderos que dejan 4 mil libras (1.814 kg) de carne. Acabamos de recibir 2 mil libras de salmón de Alaska. La gente deja cientos de libras de sandías. Es una cantidad enorme de comida", agregó Ponte durante una de las pocas pausas que la intensa jornada le permite.
Los menús se adaptan a los insumos, pero siempre con un toque local.
El almuerzo del domingo, por ejemplo, fue un curri tailandés con mahi local.
Para la cena se prepararon macarrones con queso, bolognesa y salsa de tomate.
El ritmo es frenético en la gigantesca cocina de la escuela de cocina localizada en Kahului, a unos 50 kilómetros de Lahaina.
Decenas de bandejas de comida desaparecen en minutos con un sinfín de brazos llenando pequeños envases, que luego son colocados en hieleras.
Miembros del Ejército de Salvación y otras redes de voluntarios recogen los alimentos, que llegan a los refugios y a Lahaina aún calientes.
MQ