En Islandia desde mediados de mayo no se reporta algún caso de infección por covid-19 y lleva sin registrar ningún fallecimiento por la enfermedad desde el 29 de diciembre de 2020. El Center for Systems Science and Engineering (CSSE) de la Universidad Johns Hopkins, informó a las autoridades islandesas que sólo se han registrado como positivos desde el inicio de la pandemia el 1,9% de la población de aquel país, lo que representa 6 mil 555 personas sobre las más de 343 mil que habitan la isla. Del total de infectados han perdido la vida 29 personas, ninguna de ellas en lo que va de este año.
El momento en el que más decesos en un único día se produjeron fue el 20 de noviembre del pasado año, cuando murieron 5 personas por el virus. Fue el 9 de octubre cuando se registraron el mayor número de contagios llegando a alcanzar 106.
Islandia, ha sido así, uno de los países menos afectados por la pandemia y los expertos apuntan a que para lograr esta situación podrían haber ayudado las medidas restrictivas que tomó el gobierno, o que el país tenga pocos núcleos urbanos y la densidad de la población sea baja.
Si bien se siguieron pautas como aquellas en casi el resto del mundo, como aforos y reuniones menores de 20 personas, prácticamente se no han decretado cuarentenas ni confinamientos obligatorios y muchos niveles de la educación se han mantenido presenciales.
El gobierno de Islandia ha expresado que las pruebas para detectar el virus fueron parte de su éxito, realizados no sólo entre aquellos sospechosos de haberse contagiado y sus contactos, sino entre la población general. Dichas pruebas fueron gratuitas y voluntarias, pero casi toda la población decidió seguir el consejo del gobierno y realizarse las pruebas. Debido a ello, alrededor del 50% de los nuevos casos, estaban ya en cuarentena en el momento del diagnóstico, porque ya habían sido detectados.
Además, fueron confinados desde el primer momento por aislar a la población más vulnerable como ancianos, asilos, positivos, familias de contagiados.
La semana laboral de 4 días
De 2015 a 2019 se realizó un experimento en el país en el cual a los trabajadores se les pagó lo mismo por trabajar menos horas. Como resultado la productividad se mantuvo o mejoró en la mayor parte de los lugares de trabajo, indicaron los investigadores.
El piloto se realizó en el Ayuntamiento de la capital, Reykjavik, y en puestos del gobierno nacional, y contó con la participación de unos 2 mil 500 trabajadores, cerca del 1% de la población activa del país.
De acuerdo a investigadores del laboratorio de ideas británico Autonomy y de la Asociación Islandesa por una Democracia Sostenible (Alda) los empleados pasaron de una semana de 40 horas a una de 35 o 36. Esto llevó a los sindicatos a negociar nuevos patrones de trabajo, y ahora el 86% de la fuerza laboral islandesa o ya ha decidido trabajar menos horas por el mismo sueldo o pronto tendrá el derecho a hacerlo.
Como resultado los trabajadores afirmaron sentirse menos estresados y con menos riesgo de tener el síndrome de agotamiento, e indicaron que el balance entre su vida privada y laboral había mejorado.
"Demuestra que el sector público está listo para ser pionero en reducción de semanas laborales y que otros gobiernos pueden aprender algunas lecciones", Will Stronge, director de investigación de Autonomy
LAT