Benedicto XVI murió este 31 de diciembre, siendo el 265 papa de la Iglesia Católica y séptimo soberano desde que el Vaticano se convirtió en un estado independiente a través de los tratados latinoamericanos.
El emérito había sido escogido el 19 de abril de 2005, luego del fallecimiento de Juan Pablo II, e informó sobre su renuncia el 11 de febrero de 2013, donde dijo que debido a su avanzada edad, no podía continuar ejerciendo como papa.
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Esta muerte lleva una serie de nuevos detalles que nunca habían ocurrido desde 1296 a la muerte de Celestino V, cuando Bonifacio VII era papa, pero las circunstancias eran diferentes, hace 797 años que un hecho parecido no sucede dentro de la Iglesia Católica.
Los ritos funerarios ante la muerte de un pontífice son difíciles y ritualizados. Sin embargo, Benedicto no era más un papa, sino un obispo emérito de Roma, Italia.
¿Qué pasa cuando un obispo emérito muere?
Cuando un obispo emético muere, se realiza un velorio en su última sede episcopal, se lleva a cabo una misa exequial de cuerpo presente y generalmente es sepultado en dicho templo.
¿Qué proceso se realiza cuando fallece un papa?
No obstante, cuando un papa fallece, la certificación de la muerte es llevada a cabo por personal médico de la Santa Sede, y después se realizan procesos comunes. Una vez que se firma el documento de la defunción, empiezan los rituales característicos.
Los médicos notifican al prefecto de la casa pontificia, quien dice oficialmente que el papa ha muerto, y todos se arrodillan y empiezan los responsos. De inmediato comienza el turno de vela por parte de los canónigos penitenciarios. Se prenden cuatro velas a los pies de la cama y se pone un acetre con agua bendita y el hisopo junto al lecho mortuorio.
Posteriormente llega el cardenal camarlengo, quien viste con estola violeta y que es la más alta autoridad de la Iglesia Católica, durante la sede vacante. Escoltado por un destacamento de la Guardia Suiza con alabardas, se asegura oficialmente de la muerte del papa.
Con un martillo, el camarlengo golpea la frente del pontífice tres veces y pronuncia su nombre de pila “losephus, ¿dormis?” y al corroborar el deceso dice “vere papa mortuus est” que significa “de verdad, el papa ha muerto”. El anillo es roto con el sello de plomo del pontífice ante los cardenales, esto para prevenir cualquier falsificación de documentos.
Después, el cuerpo es trasladado para ser lavado y revestido. El procedimiento exige que se le extraigan las vísceras, que son colocadas en urnas que se conservan en la cripta subterránea de la iglesia de San Vicente y San Anastasio, frente a la Fontana de Trevi, en Roma, al menos que en vida, el papa haya solicitado lo contrario.
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Cuando el anuncio de muerte se hace público, se declaran nueve días de luto riguroso y se ofician en el mundo mil misas por el eterno descanso del papa. Luego de que el cuerpo se reviste, es colocado en la capilla Sixtina, donde los integrantes de la Santa Sede y los diplomáticos harán honores.
Al día siguiente, el cuerpo se lleva a la basílica de San Pedro, donde es depositado en un catafalco frente al altar de la confesión, en donde los fieles rinden su último homenaje. Tras las misas, el féretro se traslada hasta el lugar de sepultura mientras se canta el himno “Libera me, Domine, de morte aeterna”, que significa “líbrame, Señor, de la muerte eterna”.
AA