Roma, 3 Abr (Notimex).- El conflicto armado en Siria ha causado daños y pérdidas por más de 16 mil millones de dólares a la producción agrícola, pero el sector puede y debe reactivarse ahora, reduciendo sensiblemente las migraciones y la necesidad de ayuda humanitaria, concluyó hoy un informe de la FAO.
El informe “Calcular los costos: La agricultura en Siria tras seis años de crisis”, presenta la primera evaluación nacional integral del costo de la guerra al sector agrícola y fue publicado en vísperas de una conferencia en Bruselas sobre el futuro del país medioriental.
La evaluación incluye encuestas en más de tres mil 500 hogares en todo el país, entrevistas a más de 380 grupos comunitarios y el análisis de datos agrícolas primarios y secundarios.
“La encuesta muestra que, en medio del conflicto, la agricultura ofrece un sustento vital a millones de sirios -incluidos los desplazados internos- que viven todavía en las zonas rurales”, aseguró el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva.
Dijo que incrementar las inversiones en la recuperación del sector agrícola podría reducir drásticamente la necesidad de ayuda humanitaria y también puede tener un impacto significativo en frenar los flujos migratorios.
Alrededor del 95 por ciento de las comunidades encuestadas consideró que si recibieran incluso una asistencia agrícola de carácter básico como semillas, fertilizantes y combustible para las bombas de riego, se reduciría la migración de las zonas rurales a otros lugares, y podría incluso favorecerse el retorno de migrantes y desplazados.
El reporte también resaltó que más del 75 por ciento de los hogares de las zonas rurales producen todavía alimentos para el autoconsumo, aunque a una escala muy reducida. Asimismo, cerca del 60 por ciento de las familias indicaron que la falta de fertilizantes suponía una grave limitación para la producción para cultivos perennes como trigo, cebada, leguminosas y legumbres.
También se enumeraron como restricciones importantes la falta de combustible, los brotes de plagas y enfermedades, y la destrucción de los sistemas de riego y puntos de agua para el ganado. El informe señaló que desde 2011 la posesión de ganado doméstico se ha desplomado, un 57 por ciento para el ganado vacuno, 52 por ciento para las ovejas, 48 por ciento para las cabras y 47 por ciento para las aves de corral.
Indicó que el porcentaje de los ingresos destinados a comprar alimentos ha subido, a medida que disminuían los ingresos y la producción alimentos en el hogar, mientras que los precios de los alimentos han aumentado drásticamente.
Antes de la crisis, alrededor del 25 por ciento de las familias destinaba a alimentos más de la mitad de sus ingresos anuales. En el momento de realizarse la encuesta (septiembre de 2016), esa proporción había aumentado al 90 por ciento. El informe resaltó que menos de la mitad de la población rural de 2011 seguía todavía viviendo en zonas rurales en 2016.