JERUSALÉN. — Unos pocos curas de la rama ortodoxa oriental del cristianismo celebraron el domingo su Pascua en la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, vacía debido a las restricciones por el coronavirus.
La rama ortodoxa oriental del cristianismo celebra la Pascua, el día en que según la tradición cristiana Jesús resucitó, una semana después que los católicos.
Usualmente la iglesia en esta fecha está llena de religiosos y turistas, pero debido a la pandemia no hubo peregrinos ni visitantes al templo.
La misa de Pascua fue oficiada por unos pocos religiosos en la Iglesia del Santo Sepulcro, que según la tradición es el lugar donde Jesús estuvo enterrado. La plaza alrededor estaba vacía y las enormes puertas de madera de la iglesia estaban cerradas, pero un puñado de religiosos rezaba afuera.
Israel ha registrado más de 13 mil muertes de coronavirus y más de 170 muertes.
El día anterior, un pequeño grupo de clérigos celebró la antigua ceremonia de Antorcha de Fuego, que usualmente atrae a enormes multitudes y en que una llama es transferida a fieles de todo el mundo desde el lugar donde según la tradición Jesús fue enterrado.
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JERUSALÉN. — Unos pocos curas de la rama ortodoxa oriental del cristianismo celebraron el domingo su Pascua en la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, vacía debido a las restricciones por el coronavirus.
La rama ortodoxa oriental del cristianismo celebra la Pascua, el día en que según la tradición cristiana Jesús resucitó, una semana después que los católicos.
Usualmente la iglesia en esta fecha está llena de religiosos y turistas, pero debido a la pandemia no hubo peregrinos ni visitantes al templo.
La misa de Pascua fue oficiada por unos pocos religiosos en la Iglesia del Santo Sepulcro, que según la tradición es el lugar donde Jesús estuvo enterrado. La plaza alrededor estaba vacía y las enormes puertas de madera de la iglesia estaban cerradas, pero un puñado de religiosos rezaba afuera.
Israel ha registrado más de 13 mil muertes de coronavirus y más de 170 muertes.
El día anterior, un pequeño grupo de clérigos celebró la antigua ceremonia de Antorcha de Fuego, que usualmente atrae a enormes multitudes y en que una llama es transferida a fieles de todo el mundo desde el lugar donde según la tradición Jesús fue enterrado.
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