Desilusión golpea a inmigrantes en poderosa ciudad minera de Chile

Enfrentan una dura realidad marcada por la pobreza, discriminación y precarias viviendas en barrios marginales.

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ANTOFAGASTA, Chile, 31 mayo (Reuters) - Una ola de inmigrantes latinoamericanos que llegó a la ciudad minera de Antofagasta, en el norte de Chile, con la ilusión de obtener un futuro mejor enfrenta ahora una dura realidad marcada por la pobreza, discriminación y precarias viviendas en barrios marginales.

El buen desempeño económico de Chile en las últimas décadas, alentado por el auge del mayor productor mundial de cobre, se convirtió en un imán para los inmigrantes de las regiones más pobres o menos estables, especialmente de Haití, Venezuela, Bolivia, Perú,Colombia y Ecuador.

Pero la desaceleración de la economía por la caída en el valor internacional del metal ha restado brillo a ciudades como Antofagasta, anteriormente símbolo de la boyante industria cuprífera, despojando de ilusiones a inmigrantes que buscan trabajos en las minas o servicios auxiliares.

"La idea era salir adelante y progresar. Y uno a veces se deja guiar por el rumor de las demás personas. Cuando llegamos aquí, encontramos una realidad distinta", dijo Ángela Concha, una fotógrafa colombiana de 36 años que ahora se gana la vida cocinando.

"No es como te lo pintan allá (en Colombia) que apenas llegues vas a trabajar, porque no es así, además (...) antes no había tantos inmigrantes, había muy pocos, ahora hay muchos", agregó.

La alcaldesa de Antofagasta, Karen Rojo, explicó a Reuters que con la debilidad económica, la ciudad ya no puede dar cobertura a todos los extranjeros, atraídos por la promesa de los altos sueldos en la minería, pero que han chocado con el congelamiento de millonarios proyectos en el sector.

"Los inmigrantes escapan de las situaciones que viven sus países, desde el punto de vista político, desde el punto de vista económico (...). Pero también tenemos otro mundo, tenemos las expectativas de estos inmigrantes profesionales que vienen a buscar trabajo, trabajo que ya los chilenos dejaron de hacer y es necesario también contar con ellos", comentó.

Debido al alto costo de la vida, algunos inmigrantes como Yoana Paredes, una ecuatoriana de 34 años que llegó en el 2009, han terminado en precarios campamentos en los márgenes de la ciudad, mientras sufren de discriminación por su condición de extranjeros.

"Nos estigmatizan por ser todos extranjeros y que todos venimos a cometer ilícitos o fallas acá. Pero hay una cierta población grande que quiere avanzar, que quiere salir adelante, que quiere trabajar acá", comentó.

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