ESTADOS UNIDOS.- Un año electoral de antemano definido por una cascada de crisis nacionales alcanzó el viernes un nuevo nivel de caos cuando el presidente Donald Trump declaró que había dado positivo a coronavirus tras meses de haber minimizado la amenaza.
Su oponente demócrata Joe Biden, que pasó 90 minutos en el escenario con Trump en su debate del martes, dio negativo en pruebas de detección y siguió con sus planes de asistir a un evento de campaña en Michigan este viernes por la tarde.
Nadie sabe exactamente lo que viene después.
Mucho depende de la extensión de los síntomas de Trump, pero el desarrollo enfoca la campaña justo donde Biden ha puesto su énfasis durante meses y donde los republicanos no lo quieren: en la respuesta irregular de Trump a una pandemia que ha matado a más de 205.000 personas tan sólo en Estados Unidos. Y para el corto plazo, ha puesto a Trump en cuarentena, negándole los multitudinarios mítines que alimentan su campaña a un mes de que se realicen las elecciones.
En términos más generales, el diagnóstico inyectó más incertidumbre en una elección ya plagada de crisis que han estallado durante el gobierno de Trump: la pandemia, las devastadoras consecuencias económicas y los grandes disturbios civiles.
Millones de estadounidenses ya están votando, y el país entró el viernes en un territorio inexplorado que amenaza con sacudir los mercados mundiales y el debate político en todo el mundo.
“Es un recordatorio de que la presidencia estadounidense es más grande que cualquier persona, dado el alcance y la profundidad que tiene esta noticia”, dijo Karen Finney, consultora demócrata y principal asesora de la campaña de Hillary Clinton en 2016.
Biden y otros funcionarios demócratas se centraron en gran medida en la salud de Trump en sus declaraciones públicas, aunque algunos no pudieron evitar amonestar al presidente republicano, quien abiertamente desatendió las recomendaciones de prevención de su propio gobierno durante gran parte del año.
“Entrar en las multitudes sin mascarilla y todo lo demás fue una especie de invitación abierta para que esto sucediera”, dijo la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en MSNBC.
La Casa Blanca informó que Trump experimentaba síntomas leves y que estaba en cuarentena. Su equipo anunció el viernes por la tarde que todos los eventos de campaña de Trump estaban siendo programados para realizarse en línea o pospuestos temporalmente. La familia de Trump, con una presencia constante en la campaña, también fue puesta en aislamiento.
La presidenta del Comité Nacional Republicano, Ronna McDaniel, también dio positivo al virus. Pero el vicepresidente Mike Pence, que ha dado negativo, asistirá a sus eventos de campaña como estaba previsto.
Otros mandatarios en el mundo, como el primer ministro británico Boris Johnson, han contraído el virus y se han recuperado totalmente. Pero los estrategas de ambos partidos reconocieron que el momento es malo.
Millones de estadounidenses ya han comenzado a votar en varios estados clave, y decenas de millones más recibirán por correo boletas para votar en ausencia o comenzarán a votar en persona por anticipado en las próximas semanas.
“Las principales ventajas de Trump, como ser el presidente en turno, han sido eliminadas. Las concentraciones —el principal vehículo para movilizar a su base— ya no serán posibles. Los vuelos con el Air Force One como telón de fondo han desaparecido”, señaló el estratega republicano Rick Tyler, un frecuente crítico de Trump.
Dijo que la infección de Trump también “debilita fundamentalmente toda su estrategia de campaña, que era ignorar la pandemia y hacer afirmaciones infundadas de que hemos dado vuelta a la esquina y estamos teniendo una recuperación económica”.
Por su parte, no se prevé que Biden altere sus planes de manera significativa.
El candidato demócrata ha sido mucho más cauteloso que Trump en sus eventos de campaña y en el contacto con los votantes. Habiendo pasado gran parte de la primavera y el verano evitando las multitudes, Biden ha celebrado muchos menos eventos públicos desde que regresó a hacer campaña el mes pasado, todos ellos con pequeñas multitudes, si es que hay alguna, y siguiendo las pautas de distanciamiento social. No fue sino hasta apenas el jueves que se anunció que Biden volvería a hacer campaña puerta a puerta, además de la promoción telefónica y digital.
La campaña confirmó que Biden, su esposa y la compañera de fórmula de Biden, Kamala Harris, dieron negativo para el virus.
“Estoy feliz de informar que Jill y yo hemos dado negativo para el COVID”, tuiteó Biden. “Gracias a todos por sus mensajes de preocupación. Espero que esto sirva como recordatorio: usen una mascarilla, mantengan la distancia social y lávense las manos”.
El presidente se enfrenta ahora a una tremenda presión para ajustar su retórica y sus tácticas de campaña después de pasar gran parte del año minimizando la gravedad del virus y declarando repetidamente que el COVID-19 “desaparecería”. Aunque si emerge sin efectos visibles, podría declarar una rápida recuperación como prueba de que ha tenido razón sobre la exageración de COVID-19.
Apenas el martes, Trump se mofó de Biden en la televisión nacional por su enfoque cauteloso.
“Me pongo una mascarilla cuando creo que la necesito”, dijo Trump durante el debate. “No uso mascarillas como él. Siempre que lo ves tiene una mascarilla. Podría estar hablando a 200 pies (60 metros) de distancia, y aparece con la mascarilla más grande que jamás he visto”.
Biden respondió riendo: “Hace una gran diferencia” en la prevención de la propagación del COVID-19, y añadió que “ninguna persona seria” argumenta lo contrario.
Otros dos debates están programados para el 15 de octubre y el 22 de octubre. La Comisión de Debates Presidenciales aún no ha comentado ningún cambio en el calendario de debates o en los protocolos de salud.
La comisión de debates dijo que el debate vicepresidencial de la próxima semana se realizará según lo programado.
Trump y Biden están en categorías de alto riesgo para sufrir complicaciones de COVID-19. Trump tiene 74 años y es clínicamente obeso. Biden tiene 77 años.
cog
ESTADOS UNIDOS.- Un año electoral de antemano definido por una cascada de crisis nacionales alcanzó el viernes un nuevo nivel de caos cuando el presidente Donald Trump declaró que había dado positivo a coronavirus tras meses de haber minimizado la amenaza.
Su oponente demócrata Joe Biden, que pasó 90 minutos en el escenario con Trump en su debate del martes, dio negativo en pruebas de detección y siguió con sus planes de asistir a un evento de campaña en Michigan este viernes por la tarde.
Nadie sabe exactamente lo que viene después.
Mucho depende de la extensión de los síntomas de Trump, pero el desarrollo enfoca la campaña justo donde Biden ha puesto su énfasis durante meses y donde los republicanos no lo quieren: en la respuesta irregular de Trump a una pandemia que ha matado a más de 205.000 personas tan sólo en Estados Unidos. Y para el corto plazo, ha puesto a Trump en cuarentena, negándole los multitudinarios mítines que alimentan su campaña a un mes de que se realicen las elecciones.
En términos más generales, el diagnóstico inyectó más incertidumbre en una elección ya plagada de crisis que han estallado durante el gobierno de Trump: la pandemia, las devastadoras consecuencias económicas y los grandes disturbios civiles.
Millones de estadounidenses ya están votando, y el país entró el viernes en un territorio inexplorado que amenaza con sacudir los mercados mundiales y el debate político en todo el mundo.
“Es un recordatorio de que la presidencia estadounidense es más grande que cualquier persona, dado el alcance y la profundidad que tiene esta noticia”, dijo Karen Finney, consultora demócrata y principal asesora de la campaña de Hillary Clinton en 2016.
Biden y otros funcionarios demócratas se centraron en gran medida en la salud de Trump en sus declaraciones públicas, aunque algunos no pudieron evitar amonestar al presidente republicano, quien abiertamente desatendió las recomendaciones de prevención de su propio gobierno durante gran parte del año.
“Entrar en las multitudes sin mascarilla y todo lo demás fue una especie de invitación abierta para que esto sucediera”, dijo la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en MSNBC.
La Casa Blanca informó que Trump experimentaba síntomas leves y que estaba en cuarentena. Su equipo anunció el viernes por la tarde que todos los eventos de campaña de Trump estaban siendo programados para realizarse en línea o pospuestos temporalmente. La familia de Trump, con una presencia constante en la campaña, también fue puesta en aislamiento.
La presidenta del Comité Nacional Republicano, Ronna McDaniel, también dio positivo al virus. Pero el vicepresidente Mike Pence, que ha dado negativo, asistirá a sus eventos de campaña como estaba previsto.
Otros mandatarios en el mundo, como el primer ministro británico Boris Johnson, han contraído el virus y se han recuperado totalmente. Pero los estrategas de ambos partidos reconocieron que el momento es malo.
Millones de estadounidenses ya han comenzado a votar en varios estados clave, y decenas de millones más recibirán por correo boletas para votar en ausencia o comenzarán a votar en persona por anticipado en las próximas semanas.
“Las principales ventajas de Trump, como ser el presidente en turno, han sido eliminadas. Las concentraciones —el principal vehículo para movilizar a su base— ya no serán posibles. Los vuelos con el Air Force One como telón de fondo han desaparecido”, señaló el estratega republicano Rick Tyler, un frecuente crítico de Trump.
Dijo que la infección de Trump también “debilita fundamentalmente toda su estrategia de campaña, que era ignorar la pandemia y hacer afirmaciones infundadas de que hemos dado vuelta a la esquina y estamos teniendo una recuperación económica”.
Por su parte, no se prevé que Biden altere sus planes de manera significativa.
El candidato demócrata ha sido mucho más cauteloso que Trump en sus eventos de campaña y en el contacto con los votantes. Habiendo pasado gran parte de la primavera y el verano evitando las multitudes, Biden ha celebrado muchos menos eventos públicos desde que regresó a hacer campaña el mes pasado, todos ellos con pequeñas multitudes, si es que hay alguna, y siguiendo las pautas de distanciamiento social. No fue sino hasta apenas el jueves que se anunció que Biden volvería a hacer campaña puerta a puerta, además de la promoción telefónica y digital.
La campaña confirmó que Biden, su esposa y la compañera de fórmula de Biden, Kamala Harris, dieron negativo para el virus.
“Estoy feliz de informar que Jill y yo hemos dado negativo para el COVID”, tuiteó Biden. “Gracias a todos por sus mensajes de preocupación. Espero que esto sirva como recordatorio: usen una mascarilla, mantengan la distancia social y lávense las manos”.
El presidente se enfrenta ahora a una tremenda presión para ajustar su retórica y sus tácticas de campaña después de pasar gran parte del año minimizando la gravedad del virus y declarando repetidamente que el COVID-19 “desaparecería”. Aunque si emerge sin efectos visibles, podría declarar una rápida recuperación como prueba de que ha tenido razón sobre la exageración de COVID-19.
Apenas el martes, Trump se mofó de Biden en la televisión nacional por su enfoque cauteloso.
“Me pongo una mascarilla cuando creo que la necesito”, dijo Trump durante el debate. “No uso mascarillas como él. Siempre que lo ves tiene una mascarilla. Podría estar hablando a 200 pies (60 metros) de distancia, y aparece con la mascarilla más grande que jamás he visto”.
Biden respondió riendo: “Hace una gran diferencia” en la prevención de la propagación del COVID-19, y añadió que “ninguna persona seria” argumenta lo contrario.
Otros dos debates están programados para el 15 de octubre y el 22 de octubre. La Comisión de Debates Presidenciales aún no ha comentado ningún cambio en el calendario de debates o en los protocolos de salud.
La comisión de debates dijo que el debate vicepresidencial de la próxima semana se realizará según lo programado.
Trump y Biden están en categorías de alto riesgo para sufrir complicaciones de COVID-19. Trump tiene 74 años y es clínicamente obeso. Biden tiene 77 años.
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