Ecuador terminó este domingo una tensa jornada electoral para designar presidente y congresistas en medio de un gran despliegue de militares por el reciente asesinato de un candidato presidencial y la violencia de bandas narco.
La autoridad electoral tiene hasta el 23 de septiembre para dar los resultados definitivos de unos comicios marcados por un inédito esquema de seguridad para los candidatos, que votaron con chalecos antibalas y cascos en medio de un estado de excepción.
El magnicidio el 9 de agosto del aspirante Fernando Villavicencio, que iba segundo en los sondeos, abre la incógnita sobre el resultado. Todo indica que ninguno tendrá suficiente margen para evitar el balotaje del 15 de octubre.
"El problema más grave es la inseguridad (...) tanta delincuencia, asesinatos, desapariciones, estamos asustados", dijo a la AFP Eva Hurtado, de 40 años, mientras hacía fila para votar en el norte de la capital.
El otrora pacífico país sudamericano se ha convertido en los últimos años en un centro de operaciones de carteles de droga extranjeros y locales que imponen un régimen de terror con matanzas, secuestros y extorsiones.
A la violencia se suma una crisis institucional que tiene al país sin Congreso desde hace tres meses, cuando el impopular presidente Guillermo Lasso (derecha) decidió disolverlo y llamar a elecciones anticipadas para esquivar la destitución en un juicio político por corrupción.
Al cierre de los comicios la autoridad electoral registró una participación del 82 por ciento de los 13,4 millones de ecuatorianos que debían ejercer el voto obligatorio en un país de 18,3 millones de habitantes. En el extranjero se registraron "dificultades" para sufragar vía electrónica, según autoridades.
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Se espera un conteo extraoficial previo que inicie hacia las 19 horas locales y permita perfilar al sucesor de Lasso.
Ecuador votó "con tres sentimientos: el miedo a la inseguridad (...), el pesimismo respecto a la situación económica y la desconfianza hacia la clase política", explicó Santiago Cahuasquí, politólogo de la Universidad Internacional SEK en entrevista con AFP.
MQ