Un estudio encontró que una noche sin dormir aumentaba los niveles de beta-amiloide en el cerebro. Las personas con pérdida leve de memoria tienen un 21% más de beta amiloide que las personas sanas, por ejemplo.
Entonces, el sueño es vital para eliminar el beta-amiloide y, a su vez, la falta de sueño puede aumentar el riesgo de contraer la enfermedad de Alzheimer.
Se observaron los efectos de la privación del sueño en 20 personas sanas de entre 22 y 72 años en el transcurso de dos noches. Un grupo durmió de 10 a 7 a. m., mientras que en el segundo se mantuvieron despiertos toda la noche.
Posteriormente, se escanearon sus cerebros para mostrar un "aumento significativo" de beta-amiloide en dos regiones del cerebro vulnerables al daño en pacientes con Alzheimer.
Es así como llegaron a la conclusión que el sueño juega un papel importante en la eliminación de cosas nocivas para la salud.
Si bien, no se puede asegurar que la enfermedad sea producto de la falta de sueño, sí se vincula con la presencia del beta-amiloide, característico de los pacientes con Alzheimer.