Un hombre que estaba condenado a muerte fue ejecutado este 20 de octubre en Estados Unidos, y que a pesar de que padecía una enfermedad mental grave, la Corte Suprema rechazó las apelaciones de último minuto para que se le perdonara la vida.
Se trata de Benjamin Cole, de 57 años, quien fue ejecutado a través de una inyección letal en la penitenciaría del estado de Oklahoma en McAlester, de acuerdo al Departamento Correccional local.
Cole había estado en el denominado Corredor de la muerte, en el estado del centro sur de Estados Unidos desde 2004, por el asesinto de su hija de nueve meses, Brianna. Fue acusado de haber matado a la niña para silenciarla por sus llantos y poder seguir jugando un videojuego.
Según periodistas locales, Cole pronunció una declaración incoherente de dos minutos antes de recibir la inyección en la que dijo “Jesús es mi señor y salvador personal”, e instó a la gente a escoger a Jesús mientras todavía pueda. “Perdono a todos los que he lastimado” murmuró.
Los abogados de COle habían apelado a la Corte Suprema para que su ejecución fuera suspendida, argumentando que el condenado padecía una “enfermedad mental debilitante” y que la Constitución de Estados Unidos prohíbe la ejecución de alguien mentalmente incompetente.
Cabe señalar que Cole había sido diagnosticado con esquizofrenia paranoide y daño cerebral, dijeron sus abogados, y su condición se había deteriorado hasta el punto en que estaba “en gran parte catatónico”.
“No puede manejar su propia higiene básica y se arrastra por el piso de la celda si no tiene una silla de ruedas”, indicaron.
Sin embargo, los tribunales inferiores rechazaron las afirmaciones de que Cole no era mentalmente competente y la Corte Suprema desestimó sin comentarios las apelaciones de última hora para que la ejecución fuera suspendida.
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De acuerdo a las autoridades de Oklahoma, el reclamo de incompetencia de Colse basa en expertos que no han tenido verdaderas conversaciones con él sobre su ejecución, subrayando que el condenado había expresado claramente la comprensión de su castigo.
Ya van 12 ejecuciones en Estados Unidos este año y la cuarta en el estado de Oklahoma, que después de una pausa ligada a las dudas sobre la legalidad de su protocolo de inyección, tiene previstos varios procedimientos parecidos en los próximos meses.
AA