El ex presidente de Estados Unidos Donald Trump aprovechó la primera aparición pública desde su imputación federal para redoblar sus ataques contra el Departamento de Justicia, acusando sin pruebas a los fiscales de una campaña políticamente motivada para alejarlo de la Casa Blanca.
En un discurso pronunciado el sábado 10 de junio en la convención republicana estatal de Georgia, Trump alegó que el mandatario demócrata, Joe Biden, orquestó las acusaciones penales para socavar la campaña presidencial de su principal rival político, así como para distraer la atención de las investigaciones federales y del Congreso sobre el hijo de Biden.
No hay pruebas que respalden las acusaciones de Trump. El Departamento de Justicia mantiene que todas sus decisiones de investigación se toman sin tener en cuenta la política partidista, y Biden ha dicho que no se involucraría en la investigación.
"La ridícula e infundada acusación contra mí por parte del armamentístico departamento de injusticia de la administración Biden pasará a la historia como uno de los más horribles abusos de poder en la historia de nuestro país", dijo Trump a una multitud de cargos locales del partido.
Además mencionó que lo que se está haciendo en su contra no es justicia, sino una broma sobre ello.
"Esta despiadada persecución es una parodia de la justicia", mencionó.
Sus declaraciones se produjeron un día después de que los fiscales dieran a conocer una acusación de 37 cargos en su contra, alegando que manejó de forma incorrecta documentos clasificados que incluían algunos de los secretos de seguridad más sensibles del país después de dejar la Casa Blanca en 2021.
Los fiscales alegan que el expresidente conservó materiales, incluidos documentos sobre el programa nuclear estadounidense y las vulnerabilidades nacionales ante un posible ataque, que sabía que no debería haber retenido.
La acusación, de 49 páginas, también detalla dos casos en los que Trump supuestamente compartió información clasificada con personas no autorizadas a recibirla, así como sus intentos para obstruir a los investigadores gubernamentales que trataban de recuperar los materiales.
La imputación de un expresidente por cargos federales no tiene precedentes en la historia de Estados Unidos y se produce cuando Trump es el claro favorito para la nominación presidencial republicana el próximo año.
JB