LA PAZ. - El presidente boliviano, Evo Morales, denunció este sábado un intento de "golpe de Estado" por parte de grupos violentos, mientras que las Fuerzas Armadas dijeron que no se enfrentarán al "pueblo" y algunos oficiales de policía se unían a las protestas opositoras.
Morales, que asumió el poder en 2006, ganó las elecciones del 20 de octubre, pero el conteo de votos se detuvo inexplicablemente durante casi un día, lo que provocó acusaciones de fraude y disparó protestas, huelgas y bloqueos de carreteras.
"Hermanas y hermanos, nuestra democracia está en riesgo por el golpe de Estado que han puesto en marcha grupos violentos que atentan contra el orden constitucional. Denunciamos ante la comunidad internacional este atentado contra el Estado de Derecho", señaló Morales en la madrugada en su cuenta de Twitter.
Luis Fernando Camacho, un líder de la ciudad oriental de Santa Cruz que se ha convertido en un símbolo de la oposición, respondió al tuit de Morales diciendo: "No hemos venido a derrocar a un presidente, hemos venido a liberar a Bolivia de su dictadura".
Camacho planea liderar una marcha al palacio de Gobierno el lunes con una carta simbólica de renuncia preescrita para que Morales firme.
Morales convocó luego a los cuatro partidos representados en el Congreso a una reunión de urgencia para encontrar una salida a la crisis política, pero después del mediodía dos la habían rechazado y solo uno la había aceptado.
Los bolivianos marcharon nuevamente en varias ciudades el viernes por la noche y hubo casos dispersos de policías que se unieron a las protestas, lo que aumentó la presión sobre Morales.
En un comunicado, las Fuerzas Armadas dijeron que "nunca nos enfrentaremos con el pueblo", y ratificaron su apego a la Constitución.
Algunos mandatarios de la región, como el venezolano Nicolás Maduro y el recientemente electo en Argentina, Alberto Fernández, manifestaron su apoyo a Morales.
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