LONDRES. — La disputa entre el primer ministro Boris Johnson y el Parlamento británico en torno al Brexit tomó un giro decisivo después de que los legisladores propinaron tres derrotas a los planes del gobierno para abandonar la Unión Europea, antes de ser enviados a casa a primera hora del martes debido a una controversial suspensión del Parlamento por cinco semanas.
En una sesión que se prolongó pasada la medianoche, el Parlamento promulgó una ley que bloquea un Brexit sin acuerdo el próximo mes, ordenó al gobierno difundir las comunicaciones privadas sobre sus planes de divorcio del bloque europeo y rechazó la solicitud de Johnson para elecciones anticipadas con la intención de salir del estancamiento político.
Fue entonces que se ordenó la suspensión del Parlamento hasta el 14 de octubre a solicitud del gobierno, una medida drástica que le da a Johnson un respiro de los legisladores rijosos mientras planea su siguiente paso.
La oposición lo acusa de intentar evitar un análisis democrático. Usualmente solemne, la ceremonia formal de suspensión se tornó en una escena poco común después de que legisladores en la Cámara de los Comunes gritaron “¡Qué Vergüenza!” y sostuvieron pancartas con la leyenda “Silenciados”.
El presidente de la cámara baja, John Bercow, expresó su descontento con la suspensión del Parlamento, diciendo que “esta no es una suspensión estándar o normal”.
“Es una de las más largas en décadas y representa un acto de mandato ejecutivo”, declaró.
El premier ha tenido una tumultuosa semana desde que el Parlamento regresó de su descanso de verano el 3 de septiembre. Expulsó a 21 legisladores de su grupo conservador del Parlamento después de que se pusieran del lado de la oposición, y dos de sus ministros renunciaron a su gobierno, uno de ellos su propio hermano.
La suspensión del Parlamento puso fin a una jornada de reveses al asediado Johnson. Primero, la medida respaldada para impedir que Gran Bretaña abandone la UE de manera abrupta el 31 de octubre sin un acuerdo de divorcio de por medio, se convirtió en ley tras recibir el consentimiento de la reina Isabel II. La ley compromete al gobierno a solicitar al bloque una postergación de tres meses en caso de que no se haya concretado un pacto antes del 19 de octubre.
Johnson afirma que la separación del país debe darse a finales de octubre, con o sin acuerdo de divorcio para facilitar el proceso. Pero muchos legisladores temen que la ausencia de un pacto durante el Brexit tenga resultado económicos devastadores, por lo que están determinados a detenerlo.