El tercer mayor fabricante de cerveza en Rusia, Heineken, informó este 28 de marzo que han decido deshacer sus negocios en dicho país tras una revisión estratégica de sus operaciones.
Sin embargo, no es la única cervecera que tomó esta decisión, ya que Carlsberg se sumó a las cientos de empresas occidentales que cerraron sus tiendas y oficinas en Rusia tras la invasión del ejército a territorio ucraniano.
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Cabe mencionar, que entre las empresas que han decidido retirarse del gobierno de Vladimir Putin están Ikea, Coca-Cola, Goldman Sachs y McDonald's.
Al respecto, Heineken mencionó que decidieron abandonar el negocio en Rusia ya que no es sustentable ni duradero en el contexto actual. Hay que destacar, que la empresa holandesa tenía al menos mil 800 empleados en Rusia.
Por otra parte indicó, que busca una transferencia ordenada de sus negocios hacia un nuevo propietario, ajustándose a las leyes internacionales y locales y afirmó, que no quiere tener beneficios de la transacción, que le costará a la empresa unos 400 millones de euros (438 millones de dólares) en cargos excepcionales.
Sin embargo, hay que esclarecer que la empresa continuará operando de forma reducida durante un periodo de transición, para reducir el riesgo de sufrir una nacionalización y para garantizar la seguridad continua y el bienestar de sus empleados.
Por su parte Carlsberg, condenó la invasión a Ucrania y dijo que Rusia era uno de sus principales mercados, donde tiene ocho mil 400 empleados.
Aun así, tomó una decisión similar. La compañía posee la importante marca rusa Baltika desde 2000 y sus empleados representan una quinta parte de la plantilla mundial del fabricante.
MRG