LONDRES. – El pasado sábado un iceberg del tamaño del área metropolitana de Londres se desprendió de la Antártida, muy cerca de una estación científica británica que temía desde hace tiempo que esto ocurriera.
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El bloque de hielo, de casi mil 270 kilómetros cuadrados, se separó del resto del casquete. Sin embargo, no representa una amenaza para vidas humanas ya que las 12 personas que trabajaban en la estación situada cerca de la zona de ruptura, fueron evacuadas en avión a mediados de febrero.
Los equipos controlan "diariamente" el progreso de las fallas mediante "una red automatizada de instrumentos GPS de alta precisión alrededor de la estación", explicó, Jane Francis, directora del BAS.
Varios escenarios son posibles en los próximos meses, según las estimaciones: o el iceberg se aleja o encalla y se queda cerca de la plataforma de hielo de Brunt.
MC