Cataluña
El independentista Quim Torra superó el último obstáculo pendiente y será investido mañana como nuevo presidente de Cataluña en el Parlamento en Barcelona, poniendo así fin a casi cinco meses de parálisis política en la región.
La investidura en el segundo pleno parlamentario convocado para mañana a las 10:30 horas (08:30 GMT) había quedado en duda cuando el pequeño y decisivo partido antisistema Candidatura de Unidad Popular (CUP) abrió la posibilidad de votar contra Torra.
Sin embargo, la formación independentista decidió hoy en asamblea que sus cuatro diputados se abstengan en la votación, garantizando así al candidato la mayoría simple que necesita y dando luz verde a la formación de Gobierno en Cataluña.
Las fuerzas soberanistas podrán investir a Torra tras fracasar cuatro veces desde las elecciones del 21 de diciembre con candidatos procesados por el plan secesionista: el prófugo Carles Puigdemont y los presos Jordi Turull y Jordi Sànchez (en dos ocasiones).
A pocos días de que venza el plazo del 22 de mayo en que se convocarían nuevas elecciones si no hubiera Gobierno, Puigdemont optó por destrabar la situación y propuso el jueves pasado como candidato a Torra, que no está procesado y puede asistir al Parlamento.
La investidura de Torra pondrá fin al limbo político y a la intervención de la autonomía de Cataluña activada por el gobierno español el 27 de octubre para frenar la escalada del plan soberanista, que culminó ese día con el Parlamento regional aprobando crear una república independiente.
Sin embargo, la tensión en la región y en España está lejos de acabar. El nacionalista de 55 años prometió el sábado en su discurso ante el Parlamento seguir adelante con el plan independentista que abrió una crisis institucional sin precedentes en España y anunció un proceso para crear una Constitución catalana.
También se definió como un presidente provisional hasta que pueda investirse a Puigdemont, a quien consideró el "presidente legítimo" pese a que fue destituido por el Gobierno central el mismo 27 de octubre y se encuentra desde entonces fuera de España, donde está procesado por rebelión y malversación de fondos.
El tono confrontativo del discurso de Torra y las políticas unilaterales y "radicales" que anunció fueron recibidas con preocupación por las fuerzas no independentistas, mientras que el Gobierno español avisó de que actuará ante cualquier agresión a la ley o la Constitución.