Bogotá, 12 Oct .- El comandante nacional de la Guardia Indígena de la ONIC, Ruso Acosta, dijo a Notimex que es “muy difícil la situación de los pueblos indígenas. Es cierto que mermó la guerra como tal, pero ha aumentado la presencia de grupos armados ilegales en nuestros territorios”.
En los últimos meses se “agudizaron las amenazas de muerte contra líderes indígenas en los territorios. También han aumentado los desplazamientos. Nos encontramos en alerta máxima ante la situación que se está presentando en los territorios”.
Acosta sostuvo que el 12 de octubre es un Día de Resistencia para que los pueblos indígenas se movilicen y “reclamemos nuestros derechos. Para nosotros no ha cesado la guerra porque siguen vulnerando nuestros derechos". El dirigente indígena aseguró que aún no reciben respuestas a sus demandas por parte del gobierno del presidente colombiano Ivan Duque, que asumió el pasado 7 de agosto, y subrayó: “frente a la vulnerabilidad de nuestros derechos la única respuesta es la militarización de los territorios”.
La más reciente amenaza se hizo el 10 de octubre de forma directa contra la ONIC “y con ello sus 50 organizaciones filiales, entre ella de manera directa a la organización zonal Wayuu Araurayu y organizaciones aliadas en la lucha como el movimiento Fuerza de Mujeres Wayuu y Nación Wayuu”.
Los panfletos de amenaza llegaron de parte “de los grupos armados paramilitares autodenominado 'Águilas Negras – Bloque Capital' que regó la línea férrea de El Cerrejón, que extrae la médula de la madre tierra en La Guajira”, precisó Acosta. “Como ONIC ratificamos que si nos amenazan a uno, nos amenazan a todos, aviva la llama de la movilización permanente en Minga por la Vida, porque todos somos ONIC”, advirtió.
Dirigentes indígenas colombianos pidieron al gobierno “investigar y garantizar la vida y los derechos humanos en Colombia, para que se le dé trámite de urgencia y medidas de protección colectiva a las organizaciones indígenas señaladas y amenazadas por este grupo paramilitar que hoy genera nuevamente zozobra e intranquilidad a las autoridades y líderes indígena”.
Las comunidades étnicas, que suman cerca de un millón 400 mil personas, la mayoría de ellas agrupadas en la ONIC, ratificaron al presidente Duque su “compromiso con la defensa del territorio y la vida”. Para las comunidades indígenas la defensa del territorio y la vida, significa “defender nuestra pacha mama (Madre Tierra) de las amenazas que representan la voracidad de las empresas nacionales, trasnacionales y multinacionales por el agua, el oro, el coltán, el carbón y el petróleo”.
Las principales exigencias de las comunidades indígenas al Estado colombiano son: “Tierras suficientes y aptas para desplegar nuestra cultura y producir respetuosa, armónica y amorosamente los alimentos y recursos suficientes para vivir dignamente”.
Recordaron que estas “tierras han sido despojadas a sangre y fuego a nuestros pueblos por terratenientes y poderosos y sus gobiernos de turno”. Los pueblos indígenas seguirán “exigiendo permanentemente el respeto a nuestras instituciones, autoridades, formas de gobierno, de justicia y de pensamiento propias. Lo haremos con la constancia milenaria y la razón y la espiritualidad que nos ilumina el horizonte”.