Dariush Mehrjui, uno de los cineastas iraníes más importantes del mundo, fue asesinado junto con su esposa en Teherán durante la noche del 14 de octubre.
El director de cine de 83 años, fue asesinado con múltiples apuñaladas dentro de su casa, al igual que su esposa Vahideh Mohammadifar. De acuerdo con autoridades, ambos presentaban la mayor parte de las heridas en el cuello.
El jefe de justicia de la provincia de Alborz, Husein Fazeli-Harikandi, dijo que el cineasta envió un último mensaje a su hija Mona, aproximadamente a las 21:00 horas. En éste, la víctima invitaba a su hija a cenar a Karaj, ciudad a unos 40 kilómetros de la capital de Irán, sin embargo, cuando llegó la joven encontró los cuerpos de sus padres sin vida.
La policía dijo que no había señales de que forzaron la entrada de la casa, aunque "se encontraron pistas que probablemente estén relacionadas con el asesino".
"La investigación demostró que no se había presentado ninguna denuncia por la entrada ilegal en la villa de la familia Mehrjoui y el robo de sus propiedades", agregó el jefe de justicia Fazeli-Harikandi.
Por su parte el ministro de Cultura, Mohammad-Mehdi Esmaïli, declaró que ha pedido "aclaraciones sobre las circunstancias de este triste y doloroso incidente".
¿Quién era Dariush Mehrjui?
El cineasta nació el 8 de diciembre de 1939, en Teherán, ciudad donde también murió tras su fatal asesinato.
Dariush Mehrjui estudió filosofía en los Estados Unidos antes de regresar a Irán, donde lanzó una revista literaria y en 1966 su primera película, Diamant 33, una parodia de las películas de James Bond.
Después, realizó películas con una fuerte dimensión social, como La vaca (1969), Señor el ingenuo (1970) o El ciclo (1974), Los inquilinos Locataires (1987) y Hamun (1990).
Entre 1980 y 1985, el cineasta permaneció en Francia donde dirigió Le Voyage au pays de Rimbaud. De regreso a Irán, triunfó en taquilla con Los inquilinos.
En 1990 filmó Hamun, una comedia negra sobre las 24 horas de la vida de un intelectual angustiado por su divorcio y sus inquietudes intelectuales, en un Irán invadido por las empresas tecnológicas Sony y Toshiba.
MRG