ESPECIAL.- Las fincas de avellanas de Turquía, que representan el 70 por ciento de la producción mundial del fruto y cuyo principal cliente es la empresa que elabora la Nutella, no cuentan con una regulación para corroborar su origen y se ha documentado trabajo infantil en sus cosechas, revela un reportaje de la BBC.
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De acuerdo con la investigación, los jornaleros de avellana son principalmente migrantes estacionales kurdos, que vienen de zonas empobrecidas. Ante los bajos sueldos —entre las 50 y las 60 liras diarias (de 173 a 208 pesos)—llevan a sus familias enteras para generar mejores ingresos.
"Ellos dicen que entre más niños tengan, más dinero obtendrán (...). Sus padres y madres los quieren trabajando, y que les paguen por ello", dijo Kazim Yaman, co propietario de un fundo de avellanas, a la cadena de noticias,
Es común ver una enorme cantidad de niños de entre 10 y 12 años recolectando y cargando estos frutos. Debido a que la producción de avellanas en Turquía se compone de unas 4000 mil pequeñas fincas, es difícil regular sus prácticas.
“Cuando me dicen avellanas, para mí significa miseria. Trabajo duro. Ser un cargador”, dijo Mehmet Kelekci, uno de los jornaleros.
Una vez hechas las cosechas, los dueños de estas fincas venden el fruto a los manavs, comerciantes especializados en avellanas, quienes exportan y venden las cargas a las grandes empresas.
Del total de las cosechas de avellana en Turquía, Ferrero compra un tercio para producir 365 mil toneladas de Nutella al año. Aunque la empresa pretende rastrear el origen del 100 por ciento de sus productos para 2020, lo cierto es que hasta el momento sólo puede investigar el 39 por ciento.
“Si detectamos que un producto está elaborado mediante prácticas anti éticas, no lo tocamos. Estamos cumpliendo nuestro rol con mejorar las prácticas sociales mediante entrenamientos.
¿Pero el sistema está completamente limpio? Creo que nadie podría asegurarlo en este momento”, dijo Bamsi Akin, gerente general de la Compañía de Avellanas de Ferrero de Turquía, a la BBC.
Si bien la empresa cuenta con un programa que ofrece entrenamiento gratuito a campesinos y capacitación en derechos laborales —que incluye información sobre la prohibición del trabajo infantil—, éste sólo abarca el 10 por ciento de las fincas del país.
Cadenas de supermercados en Australia y Nueva Zelanda —como Woolworths, Metcash, Coles, IGA y Countdown— ya solicitaron explicaciones a Ferrero, pues tienen políticas muy claras sobre producción ética y exigen lo mismo con sus proveedores.
“No toleramos el trabajo infantil en ninguna forma. Lanzamos una profunda investigación para revisar cómo podemos fortalecer las medidas que ya tenemos en curso", respondió la empresa italiana en el medio NewsHub.
ZNR